Después de dejar al señor Mackenzie (fragmento)Jean Rhys
Después de dejar al señor Mackenzie (fragmento)

"Cuando el criado se hubo retirado después de servir el whisky, el señor James dijo:
—Anda, tómate el whisky.
Por primera vez, Julia le miró rectamente a los ojos, y repuso:
—Por nada del mundo te torturaría. «No torturar» es mi divisa.
Se bebió el whisky. Una oleada de alegría invadió su cuerpo. ¿Para qué preocuparse?
—Oye, ¿porqué has hablado de torturas? —preguntó—. La tortura no tiene nada que ver conmigo. Me he divertido mucho, muchísimo.
Julia pensó: «Intenté vivir la vida que me gustaba. Y fracasé… ¡Muy bien! Hubiera podido conseguirlo, y si así hubiera sido la gente me lamería los zapatos. Nadie me volvería la espalda. No me lo digas, déjame en paz. Si odio, lo hago con todo derecho. Y si creo que las personas son un hatajo de cerdos, permíteme que siga creyéndolo…».
—De todos modos —continuó—, creo que no pude hacer otra cosa. Me hubiera gustado comportarme con más inteligencia, esto sí, es cierto. Pero ¿tú crees que todo hubiera podido ser diferente?
El señor James apartó la vista de ella, y respondió:
—No lo sé. No soy la persona adecuada para que le hagan estas preguntas. No lo sé. Probablemente no. ¿Sabes una cosa, Julietta? La guerra me enseñó mucho.
Sorprendida, Julia dijo:
—¿De veras? ¿De veras lo crees?
—Sí. Antes de la guerra casi siempre despreciaba a la gente que no triunfaba.
Julia pensó: «¿Despreciarlos? ¿Por qué despreciarlos?». El señor James prosiguió:
—No creía en la mala suerte, y despreciaba al hombre que no tenía éxito. Pero después de la guerra ya pensaba de modo diferente. Ahora tengo una gran cantidad de amigos locos. Los llamo así, mis amigos locos.
—¿Gente que no ha salido adelante? —preguntó Julia.
—Eso. Gente que se ha hundido.
—¿Hombres?
—Y también mujeres. Sin embargo, las mujeres son harina de otro costal. Pero hablar de esto es una tontería. La vida de un hombre y la vida de una mujer no pueden compararse. Luchan siempre con enemigos diferentes, y de nada sirve decir tonterías sobre el hombre y la mujer. Pasa lo mismo con los gallos y las gallinas. Basta mirarlos. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com