Una comedia ligera (fragmento)Eduardo Mendoza
Una comedia ligera (fragmento)

"Verdugones, agitado y sudoroso, entró en la sala. Prullàs se levantó de nuevo presa de gran desconcierto: el jerarca llevaba ahora un vistoso uniforme, botas fuertes, correaje y una boina blanca de la que colgaba una borla carmesí. Disculpe la tardanza, dijo; ya sabe lo difícil que resulta a veces establecer una comunicación telefónica eficaz, dijo; tan pronto se corta la línea como se producen a media conversación las interferencias más inopinadas y chocantes. Y para colmo de males, he de asistir dentro de unos minutos a una inauguración, ¡figúrese, a estas horas y con esta temperatura! Me temo que después habrá una cena de gala. ¡Sigüenza! ¿Dónde se habrá metido este inútil? ¡Sigüenza, leche, mis atributos!
El solícito funcionario entró patinando. Con ambas manos sostenía un estuche de madera brillante tapizado de terciopelo. Se lo presentó a su jefe, éste eligió una medalla aparatosa y se la dio a Prullàs. Préndamela en la pechera, Prullàs, hágame este favor. Yo siempre me pongo las insignias torcidas; soy un manazas. Y Sigüenza no digamos, ¿verdad, Sigüenza?
Prullàs hizo lo que le pedía el jerarca y éste dijo: A donde voy no le puedo llevar; pero no se pierde nada: cuatro discursos, cuatro brindis y poca cosa más. Sigüenza lo acompañará a la salida y hará que le devuelvan el coche. Si advierte alguna anomalía en el vehículo no se extrañe: por pura rutina lo habrán registrado. Ya le digo, pura rutina. Más vale hacer de más que de menos, como dicen ustedes los catalanes. Huy, es tardísimo; hace rato que debería estar allí y sin mí no puede dar comienzo el acto. Le pido disculpas una vez más por haberlo retenido para nada. Entre unas cosas y otras se ha hecho casi de noche y usted tendrá ganas de retirarse a descansar. Váyase a casa, cene y acuéstese; mañana nos espera un día muy agitado. Pasaré a recogerle a las nueve y media, si no le va mal: hemos de visitar el lugar de autos o como dicen ustedes los literatos, la escena del crimen. El criminal siempre vuelve a la escena del crimen, ¿no es así? La frase hecha, quiero decir, ¿no es así? ¡La escena del crimen! Curiosa expresión. ¡El crimen como representación escénica, qué idea tan romántica! Suena a drama pasional, ¿verdad, Sigüenza?, a historias turbulentas de rivalidad y celos... Bah, inútiles fantasías: estoy convencido de que la realidad será mucho más prosaica. Bueno, el tiempo lo dirá. "



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