Sátiras (fragmento) Persio
Sátiras (fragmento)

"Es habitual en los poetas el reclamar cien voces, el desear para sus poemas cien bocas y cien lenguas, si ponen por escrito tanto un drama destinado a hacer abrir ampliamente la boca a un trágico lúgubre como las heridas del parto que se arranca el hierro de la ingle. «¿Qué pretendes con esto? ¿Cuántas albóndigas de robusta poesía ingieres para que encuentres adecuado disponer de cien gargantas? Que los que se enfrentan con temas grandiosos recojan nieblas en la cumbre del Helicón; son los que hacen hervir la olla de Procne o la de Tiestes, de la cual cenará con frecuencia el insípido Glicón. Pero tú no oprimes los vientos con el fuelle jadeante mientras la masa de metal se funde en la hornaza, no graznas estúpidamente en tus adentros mascullando en voz baja algunas frases solemnes, y no piensas hacer estallar neciamente con un reventón tus carrillos hinchados de aire. Usas el lenguaje llano de la toga, experto en duras combinaciones, redondeando moderadamente tu boca, experto en traer las costumbres enfermas que hacen palidecer de sonrojo, y en cazar la falta en un juego de hombre libre. Extrae de ahí tus argumentos y deja para Micenas los festines en los que se sirven cabezas y pies; conoce sólo las comidas normales».
Ciertamente no me afano para que se me hinche de nimiedades enlutadas una página capaz de dar peso incluso al humo. Hablamos en la intimidad. Y ahora —la Musa me invita a ello— quiero que escrutes mi corazón, y me place mostrarte que gran parte de mi alma, dulce amigo Cornuto, te pertenece. Golpea, tú que sabes distinguir lo que suena a macizo del estuco de una lengua pintada. Por eso me atrevo a reclamar cien bocas, para que la gran semblanza que de ti tengo grabada en los pliegues de mi alma, logre hacerla aflorar mi voz sincera, y para que las palabras desvelen todo cuanto, inefable, se esconde en mis fibras secretas. "



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