El Mundo "Tanto quería yo tranquilizarte, quería que el hombre que confundiste conmigo te consolara, se levantara y fuera hasta la ventana a correr las cortinas, como me pediste, para ver la silueta de los árboles en la noche, afuera. La luz, amor, la luz que sentimos entonces , grismente, fue, lo que entró, sobre nosotros, no solamente mis manos o las tuyas, o una humedad tan acogedora, sino, en la oscuridad, después, mientras dormías, la figura gris que se acercó tanto y se inclinó sobre nosotros, entre nosotros, mientras dormías, inquieta, y mi propia cara tuvo que verla, y ser vista, era el hombre, tu hermano perdido gris cansado desconcertado, sin uso, intacto, odiado por el amor, y muerto, pero no muerto, por un instante, me vio, a mí, como si fuera yo el intruso y no él. Traté de decir: está todo bien, ella es feliz, ya no haces falta. Dije, está muerto, y se fue mientras te movías y despertabas, al principio con miedo, después te enterabas por mí de lo que había pasado— y entonces la luz del sol que llegaba por una mañana más en el mundo. " epdlp.com |