El MundoRobert Creeley
El Mundo

"Tanto quería yo
tranquilizarte, quería
que el hombre que confundiste conmigo

te consolara, se levantara
y fuera hasta la ventana
a correr las cortinas, 
como me pediste,
para ver
la silueta de los árboles
en la noche, afuera.

La luz, amor,
la luz que sentimos entonces ,
grismente, fue, lo que
entró, sobre nosotros, no
solamente mis manos o las tuyas,
o una humedad tan acogedora,

sino, en la oscuridad, después,
mientras dormías, la figura
gris que se acercó tanto

y se inclinó sobre nosotros,
entre nosotros, mientras
dormías, inquieta, y

mi propia cara tuvo
que verla, y ser vista, era el hombre, tu

hermano perdido gris cansado
desconcertado, sin uso, intacto,
odiado por el amor, y muerto,

pero no muerto, por un
instante, me vio, a mí,
como si fuera yo el intruso y no él.

Traté de decir: está
todo bien, ella
es feliz, ya no

haces falta. Dije,
está muerto, y se fue
mientras te movías
y despertabas, al principio con miedo,
después te enterabas por mí
de lo que había pasado—

y entonces la luz
del sol que llegaba
por una mañana más
en el mundo. "



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