Filípicas (fragmento)Marco Tulio Cicerón
Filípicas (fragmento)

"Cuando los legados os aseguren, como infaliblemente lo harán, que Antonio no reconoce vuestra autoridad y la del Senado, ¿quién será tan ímprobo que le considere ciudadano? Porque ahora son pocos, pero más de lo que conviene a la honra de la república, quienes dicen: ¿No aguardaremos la vuelta de los embajadores? Pues bien: los sucesos públicos acallarán seguramente estas voces de una falsa clemencia. Por esto, romanos, si he de deciros la verdad, he puesto menos empeño hoy en hacer que el Senado declare la república en peligro y ordene empuñar las armas. He preferido que mi proposición sea aprobada por todos dentro de veinte días a que ahora la combatan algunos.
Esperad, pues, romanos, la vuelta de los embajadores. Sufrid esta molestia durante algunos días. Si a su regreso traen la paz, deseoso estoy de ella; si la guerra, comprenderéis que la he previsto. ¿Acaso dejaría yo de velar por mis conciudadanos y de pasar día y noche ocupándome de vuestra libertad y de la salvación de la república? ¿Cuánto no os debo, romanos, por haberme preferido, siendo hombre nuevo e hijo de mis obras, a tantos nobilísimos ciudadanos colmándome de honores? ¿Soy yo un ingrato? ¿Quién lo es menos que yo? ¿Quién como yo, después de haber obtenido los más elevados cargos, ha continuado presentándose en el foro como en la época en que los solicitaba? ¿Carezco de experiencia en los negocios públicos? ¿Quién la tendrá mayor que yo, estando como estoy guerreando con los malos ciudadanos desde hace veinte años?
Por esto, romanos, en cuanto me sea posible, con mis consejos y mis cuidados he de protegeros y he de velar por vosotros, consagrando a ello todas mis fuerzas y aún más que mis fuerzas. ¿Qué ciudadano, sobre todo en la elevada categoría en que me habéis puesto, y tan obligado como estoy a vuestros beneficios, ha de olvidar la patria y ser enemigo de su propia dignidad hasta el punto de no alentarle vuestra unánime opinión? Muchas asambleas del pueblo hubo mientras yo fui cónsul. A muchas asistí; pero jamás vi concurrencia tan numerosa como ésta. Todos tenéis el mismo deseo; todos deseáis impedir los atentados de M. Antonio contra la república, ahogar su furor, aniquilar su audacia. Esto mismo quieren todos los órdenes, todos los municipios, todas las colonias, toda Italia. El Senado está resuelto a conseguirlo, y vuestra resolución y vuestro autorizado asentimiento aumenta su resolución. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com