El amor, las mujeres y la muerte (fragmento)Arthur Schopenhauer
El amor, las mujeres y la muerte (fragmento)

"Me dirán una vez más que mi filosofía no tiene consuelo, y eso sencillamente porque digo la verdad, mientras que las gentes prefieren oír decir: “Dios nuestro señor ha hecho bien todo lo que ha hecho.” Id a la iglesia, y dejad en paz a los filósofos. A lo menos, no exijáis que ajusten sus doctrinas a vuestro catecismo. Eso lo hacen los tunantes, los filosofastros. A éstos podéis pedirles de encargo doctrinas a vuestro antojo. Turbar el optimismo obligado de los profesores de filosofía es tan fácil como agradable.
Brahma produce el mundo por una especie de pecado o de extravío, y se queda él mismo en el mundo para expiar ese pecado hasta que esté redimido. ¡Muy bien! En el budismo, el mundo nace a consecuencia de un trastorno inexplicable, produciéndose después de un largo reposo en la claridad del cielo, en la serena beatitud llamada Nirvana, que se reconquistará con la penitencia. Es como una especie de fatalidad, que es preciso considerar en el fondo como en un sentido moral, aun cuando esta explicación tiene una analogía y una imagen exactamente correspondiente en la Naturaleza por la formación inexplicable del mundo primitivo, vasta nebulosa de donde saldrá un sol. Pero los mismos errores morales hacen el mundo físico gradualmente más malo, y cada vez peor, hasta que toma su triste forma actual. ¡Perfectamente!
Para los griegos, el mundo y los dioses eran obra de una necesidad insondable.
Esta explicación es soportable en el sentido de que nos satisface provisionalmente.
Ormuzd vive en guerra con Ahrimán: también esto puede admitirse.
Pero un dios como ese Jehová, que por su capricho y con ánimo alegre produce este mundo de miseria y de lamentaciones, y que aun se felicita y aplaude por ello, ¡esto es demasiado! Consideremos, pues, desde este punto de vista a la religión de los judíos como la más inferior entre las doctrinas religiosas de los pueblos civilizados, lo cual concuerda perfectamente con el hecho de que también es la única que, en absoluto, no tiene ninguna huella de inmortalidad. "



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