El Levante (fragmento)Mircea Cartarescu
El Levante (fragmento)

"El túnel sigue bajando, hace cada vez más calor, pero se ensancha poco a poco y se transforma en una sala. Sus paredes con espejos negros reflejan unos candelabros dorados que brillan como las estrellas. Bajo sus prismas de cuarzo se eleva un gran trono, tallado en un bloque de berilio. Sus detalles, de valor incalculable, reproducen leones de párpados ciegos que contemplan algo más allá de este mundo. En su respaldo turquesa está pintada en oro una serpiente que se muerde la cola, y sobre un cojín rojo descansa una reina desnuda, una mujer que la mente no se atreve siquiera a imaginar. Sus caderas de marfil parecen esculpidas por Praxíteles, y su cabello transparente es como el agua de un manantial que corre en cálidas oleadas sobre su delicado pecho, cubriéndolo y descubriéndolo como destapan las nubes a la luna. Esconde la mano izquierda entre los senos mientras sujeta en la palma de su mano derecha un globo de cuarzo de cuya posesión ningún mundo puede alardear, y que irradia luces en otros mundos, pues los mundos, con sus astros, sus planetas y sus auroras, son el reflejo en la pared de ese globo inmortal. Mundos en mundos, contemplados desde las profundidades hasta las alturas, microcosmos y macrocosmos entre las valvas de esmalte de la pesada concha que es la mente, tienen en el centro, como una perla, el globo de cristal que se halla en la palma de la mano de la princesa Hyacint. Tal vez yo escriba El Levante solo por encontrar ese globo que en su día buscaron Leonardo y Gianbattista Vico, que sintieron cerca Góngora y Fulcanelli, y que se encuentra a medio camino entre los átomos y las estrellas. Tal vez yo también he sido escrito, con mi vida y con ese halo a mi alrededor que es el Mundo, por un autor que busca el huevo y no lo puede encontrar en un mundo gigantesco. "


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