El etrusco (fragmento)Mika Waltari
El etrusco (fragmento)

"Poco después de la cosecha llegaron dos emisarios de Cartago con el fin de recoger información sobre la situación de Segesta. Eran dos porque la asamblea de Cartago no solía confiar misiones importantes a un solo hombre, pero tres habrían sido demasiados. De acuerdo con la costumbre, ambos emisarios iban acompañados por un numeroso séquito de esclavos, amanuenses, agrimensores y expertos en cuestiones militares.
Dorieo permitió que Tanakil ofreciese un banquete en honor de aquellos hombres. Durante el mismo, exhibió ante los invitados su árbol genealógico, y les aseguró que Dorieo no tardaría en aprender el idioma y las costumbres elimios. Por su parte, Dorieo llevó a sus invitados a ver el perro sagrado. Poco más podía mostrarles.
Después de largas negociaciones llevadas a término por la asamblea de ciudadanos según autorización expresa de Dorieo, los emisarios cartagineses reconocieron al espartano como rey de Segesta y Eríx, pero le exigieron el pago de indemnizaciones por los daños causados en Panormos. A decir verdad, los cartagineses ya habían confiscado la trirreme. Las otras demandas presentadas consistieron en el reconocimiento de Erix como ciudad cartaginesa, el derecho de Cartago, en su calidad de residencia invernal de la diosa, a seguir recaudando las crecidas sumas que aportaban las peregrinaciones a Erix, y a dar su conformidad en las transacciones comerciales y acuerdos que se hiciesen con las ciudades griegas de Sicilia, así como a otros asuntos concernientes a la guerra y a la paz. Finalmente, Dionisio y sus focenses debían ser entregados a Cartago para que fuesen juzgados por los actos de piratería que habían cometido en el mar oriental.
Dorieo accedió a todas las demandas, pues las mismas sólo significaban reconocer una situación de hecho, pero se negó tajantemente a entregar a los focenses. Sobre este punto se mostró inflexible, aun cuando Tanakil hizo todo lo posible por demostrarle que nada debía a Dionisio, sino que, por el contrario, había sufrido injustamente a sus manos. "



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