El libro de mi destino (fragmento)Parinoush Saniee
El libro de mi destino (fragmento)

"Hamid apoyó la cabeza contra mi pecho y lloró como un niño. No sé cuánto rato pasamos allí sentados, llorando, mientras él no paraba de repetir: «¿Por qué? ¿Por qué no me lo dijeron? ¿Por qué no me lo dijeron?»
Al cabo de un rato, la rabia y el dolor lo llevaron a actuar. Se lavó la cara y salió de casa como un poseso. No pude retenerlo.
—Ten cuidado, podríamos estar todos vigilados. No bajes la guardia —se limitó a decirme.
Leí el artículo del periódico: durante una operación militar, habían capturado a Charzad y algunos más, los cuales, para evitar caer en manos de la SAVAK, se habían suicidado haciendo explotar las granadas que llevaban en la ropa. Lo leí una y otra vez, como si leyéndolo desde diferentes ángulos fuera a descubrir la verdad, pero el resto del texto no hacía más que desgranar los insultos de siempre a aquellos traidores y saboteadores. Luego escondí el periódico para que Siamak no lo leyera. Mi marido regresó de madrugada, agotado y desesperado.
—Es el caos. Todas las líneas de comunicación están cortadas —dijo, tumbándose en la cama sin desvestirse.
—Pero tienen tu número. Si es necesario, te llamarán.
—Entonces, ¿por qué no han telefoneado aún? Hace más de un mes que nadie se pone en contacto conmigo. Yo estaba al corriente de la operación, tendría que haber participado en ella, me habían entrenado. No sé por qué me dejaron fuera. Si hubiera estado allí, nada de esto habría pasado.
—¿Estás diciendo que te habrías enfrentado solo a todo un ejército y que habrías salvado a tus compañeros? Si hubieras estado allí, también te habrían matado. —Y pensé: «¿Por qué no lo incluyeron ni le dijeron nada? ¿Fue idea de Charzad? ¿Lo excluyeron para proteger a su familia?»
Transcurrieron dos o tres semanas. Hamid, muy nervioso, se pasaba el día fumando a la espera de noticias, y cada vez que sonaba el teléfono daba un brinco. Hizo lo posible para localizar a Mehdi y los otros miembros clave del grupo, pero no había ni rastro de ellos. A diario llegaban noticias de nuevas detenciones. Volvió a repasar todas las rutas de huida. En la imprenta hubo una purga y despidieron a varios empleados. Todos los días se producían sucesos e incidentes; el peligro estaba en el aire. Vivíamos cada segundo pendientes del desastre. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com