Mansiones verdes (fragmento)Guillermo Hudson
Mansiones verdes (fragmento)

"¡Oh, místico pájaro campanero, de la raza celeste de la golondrina y la paloma, el quetzal y el ruiseñor! ¡Cuando el bestial salvaje y el bestial hombre blanco que te persiguen, uno para comerte, el otro pa­ra sus museos, hayan desaparecido, sigue tú viviendo, vive para que oiga tu mensaje la limpia raza espiritualizada que vendrá después de nosotros a habitar la Tierra, no por un millar de años, sino para siem­pre! Cuánto no dirá tu voz a nuestros esclarecidos sucesores, cuando hasta a mi alma opaca y manchada puedes hablarle de cosas tan altas y traerle la sensación de un Ser Universal que todo lo abarca, que está en mí y en él, carne de su carne y alma de su alma.
El canto cesó, pero yo seguía presa de mi arrebato lírico y como una persona hipnotizada, mirando sin ver hacia el bosquecillo de ár­boles enanos que se extendía a la otra orilla del raudal, cuando vi de repente a la distancia una grotesca figura humana que venía cami­nando hacia esta parte. Tuve un violento sobresalto, atónito y algo alarmado, pero luego reconocí a la vieja Cla-clá, que volvía a casa tra­yendo a la espalda un atado de leña, que casi la doblaba en dos y no la dejaba reparar en mi presencia. Muy a paso a paso llegó al borde del estero y comenzó a pasarlo con cuidado, pisando en la hilera de piedras que servía de puente; y solamente cuando estuvo a unos diez metros aquel vejestorio se dio cuenta de que alguien estaba sentado en silencio e inmóvil a su paso. Dando un agudo grito de sorpresa y te­rror, Cla-clá dejó caer el bulto a tierra y se dio vuelta para huir de mí. Estas fueron por lo menos sus intenciones, pues su cuerpo se inclina­ba adelante y sus brazos y su cabeza se movían como cuando una per­sona va a todo correr; pero sus piernas parecían paralizadas y sus pies seguían en el mismo sitio. Solté una carcajada, y al oírla ella dio vuelta la cabeza hasta mostrar su cara arrugada y prieta, cuyos ojillos se clavaban en mí. Esto me hizo reír de nuevo, con lo cual ella acabó de enderezarse y se volvió por entero a examinarme con cuidado. "



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