La gruta celeste (fragmento)Patrick Grainville
La gruta celeste (fragmento)

"Y regresó, en medio de sollozos, de aquella sibilante contienda bélica. Volver. Debería volver, aunque se sintiera como un marinero azorado por diversas heridas que supuraran toda su osamenta corporal, aunque tratara de aferrar fuertemente su mano entre sus robustas mandíbulas. Como si un suave tótem estuviera estrangulándole. Luego clamaría: «¡Me siento mal!»,«¡Me siento muy mal!». Y siente un profuso dolor y sus nalgas se arquean como si fuera una indefensa y timorata yegua. Unas nalgas forjadas de concha y obsidiana. Y sus musculosos brazos se tensan, en vez de relajarse. Una inmensa, ondulada y aceitosa mole negra se cierne sobre él. Sus nalgas oscilan como grandes peces que huyeran despavoridos de una inundación, buceando y provistos de aletas de ébano, como jibas de delfines, de cachalotes, barnizados y oscuros tafanarios. Y se hallan bajo tu espalda. Y te repiten una y otra vez que allí se encuentran. Ominosas palabras que te nutren hasta el hartazgo y perfilan de algún modo ese espolón traqueal que semeja el pueril apéndice de un unicornio. "


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