Costumbres errantes o La redondez de la tierra (fragmento) "El lejano bramido de una noche cuya verde coraza se abre como un pescado La infancia de la lluvia con mejillas de invernáculo errante empeñado por el vapor de las plantas Las ligaduras sueltas que dejan cicatrices invisibles La música de dos cuerpos escogidos por el amor para estatuas del fuego levantadas en una llanura infinita O en la sombra de un puerto perseguida por una garra de plata Con las uñas iluminadas como ventanas de hogares distantes en los que se ve a una pobre muchacha preparando el alimento para las bestias del sueño Los rojos candelabros de palmeras donde silba el exilio Las agujas de sangre viva los pájaros hacia el fin las nubes los trajes de lentejuelas marinas Y el golpe de las pisadas en el extraño planeta llamado Tierra Hacen el gusto a liquen de los días La paciencia insaciable de los hombres La ahogada del invierno arrojada a otra costa por el viento Ahora veo el país de grandes alas Limitado lágrima a lágrima por todo aquello que no vuelve jamás Atravesado por la emigración de las almas arrastrando sus pesados cubos de sangre y sus utensilios de pasión y de cólera Habitaciones invadidas por helechos gigantescos en las que acecha la fiera de aire gris de las mujeres olvidadas Posando sus zarpas de seda en una sonrisa Pero el solitario acaricia la cabellera de la distancia cubierta de plumas centelleantes y estremecida por el horror al vacío En un reverbero de canciones y faroles en el amanecer de una estación desconocida torturada por los viajeros Faroles que brillan con un hechizo venenoso Como la serpiente de las añoranzas eternas cuyo estuche sombrío Exhala un olor a mariposas descompuestas dentro de una caja de terciopelo misterioso envuelta en llamas. " epdlp.com |