Todo se desmorona (fragmento)Chinua Achebe
Todo se desmorona (fragmento)

"La voz de la sacerdotisa ya se estaba perdiendo en la distancia. Ekwefi salió corriendo al camino principal y giró a la izquierda en la dirección de la voz. Los ojos no le valían de nada en aquella oscuridad. Pero se abrió camino fácilmente en el sendero de arena bordeado a ambos lados por ramas y hojas húmedas. Empezó a correr, sosteniéndose los pechos con las manos para que no hicieran ruido al golpearle en el cuerpo. Se dio un golpe en el pie izquierdo con una raíz saliente y se apoderó de ella el pánico. Era un mal augurio. Pero la voz de Chielo seguía sonando muy lejos. ¿Iría corriendo también ella? ¿Cómo podía ir tan rápido con Ezinma a hombros? Aunque la noche era fresca, Ekwefi empezaba a sentir calor de tanto correr. Tropezaba constantemente con las abundantes hierbas y lianas que bordeaban el camino. Una vez tropezó y se cayó. Hasta entonces no se dio cuenta, sobresaltada, de que Chielo había dejado de entonar cánticos. Le latía violentamente el corazón y se detuvo. Entonces llegó un nuevo aullido de Chielo a sólo unos pasos de distancia. Pero Ekwefi no podía verla. Cerró los ojos un momento y los volvió a abrir, esforzándose por ver algo. Pero era inútil. No podía ver más allá de su nariz.
No había estrellas en el cielo porque las tapaba una gran nube. Circulaban luciérnagas con sus diminutos puntos de luz, que sólo servían para hacer que la oscuridad resultara más profunda. Entre los aullidos de Chielo la noche era algo vivo, con el zumbido agudo, de los insectos del bosque que se entretejían en la oscuridad. "



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