El oso (fragmento)William Faulkner
El oso (fragmento)

"Fueron y llenaron la maleta. Él no supo nunca cómo ni cuándo Boon consiguió la otra botella. Sin duda míster Semmes se la había dado. Cuando llegaron de nuevo a Hoke, a la puesta del sol, estaba vacía. Podían coger el tren de vuelta para Hoke dos horas más tarde; se dirigieron directamente a la estación, tal como el mayor de Spain y luego McCaslin habían dicho a Boon que hiciera y luego le ordenaron que hiciera, y habían mandado al muchacho con él para que procurara que lo hiciera. Boon tomó el primer trago de su botella en el lavabo. Un hombre con una gorra de uniforme se acercó a decirle que no podía beber allí y miró la cara de Boon una sola vez y no dijo nada. La vez siguiente se estaba sirviendo la bebida en el vaso del agua debajo del borde de la mesa en el restaurante cuando la encargada (era una mujer) le dijo que no podía beber allí y se volvió al lavabo. Boon le había contado al camarero negro y a toda la otra gente del restaurante, que no podían evitar oírle y que nunca habían oído hablar de Lion ni tenían el menor interés en que les hablaran de él, acerca de Lion y de Old Ben. Luego se le ocurrió pensar en el zoológico. Había descubierto que había otro tren para Hoke a las tres de la tarde y así decidió que podrían pasar el tiempo en el zoo y tomar el tren de las tres hasta que volvió del lavabo por tercera vez. Entonces tomarían el primer tren hacia el campamento, cogerían a Lion y volverían al zoológico donde, dijo, los osos se alimentaban con helados y bizcochos y él haría competir a Lion con todos ellos.
De modo que perdieron el primer tren, el que se suponía que debían tomar, pero él metió a Boon en el tren de las tres y de nuevo todo fue bien, con Boon que ni siquiera iba al lavabo sino que bebía en el pasillo hablando de Lion y los hombres a los que importunaba no se atrevían a decirle que no podía beber allí como el hombre de la estación no se había atrevido.
Cuando llegaron a Hoke al atardecer, Boon estaba dormido. El muchacho lo despertó al fin y los bajó a él y a la maleta del tren y hasta le persuadió para cenar algo en la administración del aserradero. Así que él estaba bien cuando subieron al furgón del tren maderero para volver a los bosques mientras el sol se ponía rojo y el cielo ya se oscurecía y el terreno no se helaría por la noche. Era el muchacho quien dormía ahora, sentado detrás de la rojiza estufa mientras el vagón sin muelles saltaba y ensordecía y Boon y el guardafrenos y el jefe de tren hablaban de Lion y de Old Ben porque ellos sabían de lo que Boon estaba hablando y porque aquél era su hogar. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com