Muñeca (fragmento)Armando Discépolo
Muñeca (fragmento)

"Gotardo— Permítame, Jiménez...
Sebastián— ¿No ve que también los he redactado?.... Ustedes, como nosotros, son producto del agua y de la harina. Hicieron nuestro triunfo los carteles callejeros. Somos productos netos del engrudo.
Gotardo— No acepto. Discrepo. ¡Sin engrudo! ¡Sin engrudo!
Sebastián— En cuanto a lo que ustedes hacen en bien del país, también lo hicimos nosotros, y "si nos dejan” lo hubiéramos seguido haciendo, igual que ustedes.
Gotardo— ¡Qué va! ¡Qué va!
Sebastián— (En voz baja.) Somos todos hombres aquí, agregue que somos criollos y que queremos el bien de los criollos, pero practicar el bien es muy difícil, amigo, cuando se piensa en sí mismo, confiese.
Gotardo—Es que yo...
Sebastián—Ya sé. Usted es el primer criollo; igual que yo. Por eso que el bien empieza a practicarse por el primer criollo.
Gotardo— (Grita.) ¡Ah, no!... No acepto. ¡Discrepo!
Mora—Sí, hombre: es el que tenemos más cerca. (Risas. A Sebastián.) Y te felicito: no por lo que has dicho —sois otro macaneador como éste— sino porque lo has hecho callar.
Estela— (Aparte, a Gotardo.) ¡Qué bien habláis! Déjalos; no te entienden. Te vengas en el póker.
Chiquilín— (En el foro.) Están listas las dos mesas: la de juego y la otra. (Inician mutis.)
Carlota—..."Ay... con el u... con el marabú...”
Nicolás— (Aparte a Chiquilín.) ¿Qué hay?
Chiquilín — Sí; mariscos, don Nicolás.
Perla — (Aniñada.) ¡Yo quiero que me lleve en brazos Nicolás! (A ellos, con su voz.) No puedo.
Nicolás— Perlita... por Dios... qué caprichito...
Perla—Yo quiero que me lleve en... ¡ay!... (Anselmo, sin esfuerzo Aparente, corre con ella en brazos.)
Nicolás— Che, Anselmo; eso no me gusta. ¡Che!
Anselmo— (Deteniéndose.) ¿Por?
Nicolás— Porque no.
Anselmo— No seas necio.
Nicolás- (Se le acerca.) ¡Te prohíbo!... (Anselmo deja a Peda y levanta a Nicolás. Algazara.)
Nicolás— ¡Déjame!
Anselmo— ¡Confiesa que sois un necio!
Nicolás— ¡Déjame!
Anselmo— ¡Confiesa!
Nicolás—¡Confieso!... ¡Confieso!... (De pie en el pasillo las manos sobre el corazón.) ¡Bárbaro!... (Mutis todos menos Chiquilín, que corre las cortinas de foro.)
Perla— (Reapareciendo, aniñada.) Chiquilín... (Brindándole medio bombón.) Toma. Cómelo. ¿Y Enrique?
Chiquilín— ¿Qué tiene?
Perla— ¿Volverá? (Chiquilín devuelve el dulce.) ¿Por qué? ¿No te gusta? Es “dico”. (Rico.)
Chiquilín— Trabajitos, no.
Perla— (Con él bombón en la boca.) Pavo. Medio es más sabroso que uno. Muérdelo.
Chiquilín— No entro.
Perla— ¿Y su mamá?... ¿Está mejor?
Chiquilín— Nunca ha estado enferma. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com