El infinito viajar (fragmento)Claudio Magris
El infinito viajar (fragmento)

"Pero todo Edén, tierra de la inmortalidad, es asimismo tierra de la muerte, el lugar del otro lado del agua donde la afanosa y familiar insignificancia de la vida se detiene. Las Islas Afortunadas son también el país de los muertos, de un sol que no se pone sino que resplandece sobre otra vida, perfecta y ajena por ello a la que llevan los hombres. Al igual que Cornualles, las Scilly están relacionadas con la leyenda céltica de Lyonesse —o, en cornish el dialecto o lengua de Cornualles, Lethowsow—, el país sumergido por las aguas y borrado de la faz de la tierra, y con la leyenda de Arturo, el rey desaparecido cuya tumba es reivindicada por tantos lugares aunque se diga que nunca murió; el hadado mundo artúrico es todo él una magia acuática y melancólica, crepuscular y lunar, vida que se retrae en la irrealidad del cuento de hadas y de la muerte.
El mar inexplicable tiene doble cara. En la playa avizoradora de su abertura, pero también entre los escollos y los islotes, es el mar de tempestades y huracanes, de los más de trescientos naufragios acaecidos desde el siglo XVII hasta hoy en las Scilly con la pérdida de tantas vidas humanas; es el lugar de la aventura y el desafío, de la prueba, de la lucha. Y por otro lado es el lugar de la felicidad, de la fuerte persuasión y el sumo abandono, del sí incondicional que se le dice a la vida, dejándose mecer por las olas o permaneciendo tumbados en la playa, y en plena armonía con el puro, absoluto existir ajeno a toda actividad y a toda determinación, con el lento y vacío rodar de las horas que quizá sea la percepción más libre, intensa y feliz del mundo. Incluso puede ser también el recuerdo de las aguas amnióticas, del océano primordial de donde proviene nuestra especie y del que conocimos al dar comienzo nuestra existencia individual.
Al menos en estos días, las Scilly —y muchas otras bahías de Cornualles, Sennen, Botallack, Carbis Bay— contradicen una página marina de La Capria que tanto me gusta, esa página de la Armonia perduta en que contrapone el monótono gris metálico del océano al diáfano y luminoso azul del Mediterráneo, mar de los dioses y las formas y no del indistinto Leviatán, El océano en torno a las Scilly es hoy terso y transparente: turquesa con manchas de cobalto en los fondeaderos, levedad del ribete celeste con su espuma blanca como la nieve y profundidad inexpresable del índigo. Pero también este encanto es ambiguo, doble: tiene el inagotable discurrir de la vida y la llamada de la muerte. Asimismo en la Odisea, por lo demás, el mar azul y morado de Calipso posee un embrujo mortal, como el canto de las sirenas. En cualquier felicidad marina hay melancolía, el perezoso olvido de los lotófagos que Tennyson —poeta de la muerte del rey Arturo fascinado por estas islas— encontraba en el mar y es como un hundirse en las aguas, en el sueño. "



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