La quinta columna (fragmento)Ernest Hemingway
La quinta columna (fragmento)

"DOROTHY: ¡Maldito sea ese electricista! (Se dirige hacia la puerta y la abre.) ¡Petra, Petra!
(Se oye llegar a la camarera desde el hall. Se detiene en la puerta.)
PETRA: ¿Sí, señorita?
DOROTHY: Petra, ¿dónde está el electricista?
PETRA: ¿No está usted enterada?
DOROTHY: No. Lo único que tiene que hacer es venir y arreglar este timbre.
PETRA: No puede venir, señorita, porque está muerto.
DOROTHY: ¿Qué está diciendo?
PETRA: Le dispararon anoche cuando salió du­rante el bombardeo.
DOROTHY: ¿Salió durante el bombardeo?
PETRA: Sí, señorita. Había bebido un poco, y salió hacia su casa.
DOROTHY: ¡Pobre hombrecito!
PETRA: Sí, señorita, fue una desgracia.
DOROTHY: ¿Cómo lo mataron, Petra?
PETRA: Dicen que alguien le disparó desde una ventana. No sé. Eso es lo que me dijeron.
DOROTHY: ¿Quién le disparó desde una ventana?
PETRA: Ay, siempre disparan desde las ventanas durante los bombardeos nocturnos. La gente de la quinta columna. La gente que nos com­bate desde el interior de la ciudad.
DOROTHY: Pero ¿por qué habrían de balearlo a él? Si el pobre no era más que un operario.
PETRA: Por su ropa se podía reconocer que sólo era un obrero.
DOROTHY: Por supuesto, Petra.
PETRA: Por eso mismo le dispararon. Son nues­tros enemigos. Incluso míos. Se alegrarían si me mataran. Pensarían que hay un obrero de menos.
DOROTHY: ¡Pero... es que es horrible!
PETRA: Sí, señorita.
DOROTHY: Es que es terrible. ¿Quiere decir que matan gente a la que ni siquiera conocen?
PETRA: Oh, sí. Son nuestros enemigos.
DOROTHY: ¡Son gente terrible!
PETRA: ¡Sí, señorita!
DOROTHY: ¿Y cómo podremos conseguir un elec­tricista?
PETRA: Mañana podremos conseguir otro. Pero ahora todos deben de haber cerrado. Tal vez usted no debiera encender tantas luces, seño­rita, y quizá entonces el fusible no se quema­se. Use solamente la que necesite para ver. (Dorothy apaga todas las luces, salvo la de leer en cama.)
DOROTHY: Ahora ni siquiera alcanzo a ver cómo cocinar este plato. A lo mejor esto es una ventaja. En la lata no decía si había que coci­narlo o no. Probablemente será espantoso.
PETRA: ¿Qué está cocinando, señorita?
DOROTHY: No lo sé, Petra. La lata no tenía etiqueta.
PETRA: (Husmeando en la olla.) Parece conejo.
DOROTHY: Lo que parece conejo es gato. Aunque no creo que se molesten en poner un gato dentro de una lata y despacharlo desde Pa­rís, ¿no le parece? Claro está que pueden ha­berlo envasado en Barcelona y despachado a París, y después haberlo mandado aquí. ¿Cree que es gato, Petra?
PETRA: Si lo prepararon en Barcelona no se puede saber qué es.
DOROTHY: Ay, estoy harta de todo este asunto. Siga usted adelante y cocínelo, Petra.
PETRA: Sí, señorita. ¿Qué debo agregarle?
DOROTHY: (Toma un libro y se dirige hacia la luz de la cabecera.) Póngale cualquier cosa. Abra una lata cualquiera.
PETRA: ¿Es para míster Philip?
DOROTHY: Si es que viene.
PETRA: A míster Philip no le gusta cualquier cosa. Sería mejor tener más cuidado con míster Phi­lip. Una vez arrojó una bandeja con todo el desayuno al suelo.
DOROTHY: ¿Por qué, Petra?
PETRA: Era por algo que leyó en el diario. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com