El mensajero de Hesse (fragmento)Georg Büchner
El mensajero de Hesse (fragmento)

"El manto del príncipe es la alfombra en la que se revuelcan lascivamente unos con otros los caballeros y las damas de la nobleza y de la corte; con insignias y condecoraciones esconden sus tumores, y envuelven sus cuerpos deformados por la lepra en costosos vestidos. Las hijas del pueblo son sus siervas y rameras, los hijos del pueblo, sus lacayos y soldados. Id una vez a Darmstadt y ved cómo se divierten esos señores con vuestro dinero y contad después a vuestras mujeres y a Vuestros hijos hambrientos que el pan de su propiedad ha sido magníficamente digerido por vientres extraños, habladles de los hermosos vestidos teñidos en su sudor y de las preciosas bandas recortadas de la piel encallecida de sus manos, habladles de las bellas mansiones construidas con los huesos del pueblo; y, luego, arrastraos hasta el interior de vuestras chozas llenas de humo y, con la cabeza encorvada, trabajad vuestros campos pedregosos a fin de que vuestros hijos puedan ir a su vez allí el día en que un príncipe heredero, con la ayuda de una princesa también de sangre real, decida ocuparse de otro príncipe heredero, y a través de las puertas de cristal bien abiertas vean los manteles donde comen esos señores y huelan las lámparas que arden con la grasa de los campesinos. Todo eso lo toleráis porque hay gente infame que os dice: «Este gobierno es de
Dios.» Ese gobierno no es de Dios sino del padre de toda mentira. Los príncipes alemanes no son la legítima autoridad, sino que esa legítima autoridad, el emperador alemán, que en otro tiempo era elegido libremente por el pueblo, fue ultrajado por ellos durante siglos y, finalmente, traicionado. El poder de los príncipes alemanes ha surgido de la traición y el perjurio, y no del voto del pueblo, y, por ello, su naturaleza y su actividad son reprobadas por Dios; su sabiduría es engaño, su justicia, opresión. Pisotean el país y aplastan el rostro de los pobres. Blasfemáis contra Dios cuando llamáis a uno de esos príncipes «Ungido del Señor», lo que equivale a decir que Dios ha unido a los demonios elevándolos a la dignidad de príncipes de la tierra alemana. Esos príncipes han destrozado nuestra querida patria alemana, esos príncipes han traicionado al emperador que eligieron nuestros libres antepasados, y ahora esos traidores y verdugos de la humanidad reclaman vuestra fidelidad. Mas el reino de las tinieblas toca a su fin. Un poco más y esa Alemania, ahora sojuzgada por los príncipes, resucitará como Estado libre, con una autoridad elegida por el pueblo. Dice la Sagrada Escritura: Dad al César lo que es del César. ¿Pero qué es lo de esos príncipes, lo de esos traidores? ¡La parte de Judas! "



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