El cura (fragmento)Eduardo López Bago
El cura (fragmento)

"Sintió de nuevo la tensión, la gran tensión que produjeran poco antes los fraternales besos de Gracia. Estuvo á punto de gritar en alta voz, á riesgo de que las gentes le miraran: «Vade retro,» de entonar el consabido «Jesús stetit». Luego sonrió amargamente. Pensó en el colector, en el tío de Anita. ¡Qué razón tenía aquel tío!
El celibato estaba llamado á desaparecer. Se conservaba acaso sólo por tenaz y terco empeño, para no imitar la conducta de los anglicanos y griegos. Nada más. Por hacer lo contrario de lo que practicaban los enemigos de la iglesia. ¡Insensatez! Y entonces, no como un átomo de la masa, yendo de aquí para allá en el mundo, consideró al sacerdote, sino como un punto, imperceptible al principio, que luego iba extendiéndole, amplificándose, siendo mancha de la que toda humanidad intentaba huir, y que al fin penetraba en el seno de las familias, llegaba como suciedad negra y grasienta; un contagio, un peligro social, disfrazándose con las armas de la pureza para mejor acercarse al lecho de las vírgenes, cuyos adorables secretos producían, al pasar por la rejilla, ardores extraños al soldado de Cristo, que los escuchaba en la garita llena de sombras del confesionario. ¡Violación! ¡Estupro! Y ¿por qué no? Todo se conjuraba favorablemente para ello. ¡Soldados de Cristo! ¡Disciplina eclesiástica! ¡Militares! ¡Lo eran! Y á veces también se convertían en soldadesca desenfrenada, que entraba á sangre y fuego en las casas para vengarse de las penalidades y abstinencias sufridas durante el asedio y la campaña.
Conoció que estaba muy cerca del vencimiento. Una, entre todas las mujeres que transitaban, pasó muy cerca, le rozó suavemente; sintió las formas extrañas como cediendo á la presión con blandura dócil. Ella le miró picarescamente, con lascivia, excitándole y provocándole. Era una prostituta que, sin duda, se equivocaba acerca del respeto que merece el traje talar. Román no quiso exponerse á más; iba á oscurecer. La sombra empezaba en el mundo y en su alma. Tomó un coche y volvió en él á su casa. "



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