Las cosas más extrañas (fragmento)Andrés Trapiello
Las cosas más extrañas (fragmento)

"El caso es que un día, no se sabe muy bien por qué razón, le llamó el subdirector. Le dijo, mira, Bremond, zutano, el que llevaba la sección necrológicas, se va a Barcelona, y eso se queda solo. Le habló de la importancia que una sección como ésa tenía en The Times por si había tenido la idea de considerar aquel nuevo destino una especie de vejación o degradación, como les había ocurrido a otros antes. Bremond no debió de decir nada, porque parecía un hombre bastante tranquilo, y seguramente lo aceptó con la misma impavidez que los otros destinos. Nos decía que era un trabajo cómodo. Sólo tenía que recoger las necrológicas que venían en los teletipos, si eran de afuera, o adaptar las que le pasaban de otras secciones, si eran de dentro, nacionales. Las de afuera las traducía y las demás las aliñaba como le parecía, porque nadie se metía en su trabajo. Cuando eran largas, las acortaba, y cuando eran cortas, las hinchaba. Comprendió que todas las vidas contadas en quince o veinte líneas eran magníficas, cada una en lo suyo, como ocurre en los relatos de Chejov. Yo no creo que Bremond, francamente, hubiese leído jamás a Chejov, pero tenía una idea aproximada de lo que podía ser, porque los periodistas tienen absolutamente de todas las cosas conocidas o desconocidas una idea aproximada, no siempre inexacta. "


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