Juan el peregrino (fragmento)Mika Waltari
Juan el peregrino (fragmento)

"Pasaron los días y las semanas hasta que, en la tercera reunión de las comisiones, el cardenal Cesarini consideró que lo mejor era definir en cuatro puntos las principales diferencias entre ambas Iglesias. La primera y más importante cuestión era la del origen del Espíritu Santo y la de la palabra filioque que los latinos habían añadido al Credo. La segunda era la cuestión sobre las obleas, ya que la Iglesia griega utilizaba pan fermentado y la católica, sin fermentar. La tercera diferencia la formaba la doctrina sobre el purgatorio, y la cuarta, la cuestión sobre el Papa como cabeza visible de la Iglesia. Marco Eugénico explicó de entrada que los griegos en ningún caso podrían ni siquiera discutir el primer punto, y después de muchos intentos de convencerle, el emperador accedió por fin a que las comisiones discutiesen sobre los dos últimos puntos.
Por fin, yo también tuve ocasión de conocer a mi superior, el doctor Nicolás Segundino. Oriundo de Negroponto —también llamada Eubea—, era un hombre alto y delgado, todavía joven, en cuyo rostro alargado y en cuyos ojos de color azul pálido había siempre una expresión de sufrimiento y de infinita melancolía. A primera vista, era un sabio distraído, pero no tardé en advertir que en sus pensamientos había brillantez y astucia. Como conocedor de idiomas, era un auténtico genio, de forma que era capaz de traducir simultáneamente y sin titubeos lo que se hablaba, del griego al latín y del latín al griego. Dio su total aprobación a mis conocimientos del latín y luego me hizo escribir al dictado un fragmento de texto griego. Después de corregirlo me lo hizo traducir al latín. "



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