El regreso del hijo pródigo (fragmento)André Gide
El regreso del hijo pródigo (fragmento)

"Óyeme. ¿Porque mi alma atormentada se oculta y acepta, me crees menos triste que tú? No conoces a Filocteto, y Filocteto es mi amigo. Me resulta más penoso que a ti el traicionarlo. Las órdenes de los dioses son crueles; ellos son los dioses. Si no te hablaba, en el barco, era porque mi gran corazón entristecido ni siquiera pensaba en las palabras... Pero te enojas al igual que tu padre y no escuchas razones.
[...]
La voz de los dioses, el orden de la ciudad, la ofrenda nuestra por Grecia; y, así como se ve a los amantes buscar por toda la tierra las flores más preciosas para ofrecérselas a sus amantes, y desear morir, por ellas, como si no tuvieran, desdichados, nada mejor para dar que ellos mismos, si en verdad quieres a tu patria, ¿qué sabrías darle de más preciado?, ¿no acordaste hace un momento que luego de ella venía la amistad? ¿A quién quería más Agamenón que a su propia hija sino a la patria? Cuando sobre un altar, inmola... pero, ¿qué tiene Filocteto, en esta isla donde vive completamente solo, de más preciado que ese arco, para entregárselo a la patria?.
[...]
Nada creo y poco me importa; me basta el placer que siento en volverte a ver. He perdido el talento de buscar los motivos de los actos, desde que los míos han perdido todo secreto. Lo que yo soy, ¿para quién lo aparentaría? Sólo me preocupa ser. He dejado de gemir, al saber que aquí nadie puede oírme, he dejado de desear, sabiendo que aquí nada podía obtener. "



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