Daisy Sisters (fragmento)Henning Mankell
Daisy Sisters (fragmento)

"Y se marcha cada uno en una dirección distinta. Cuando Eivor ha llegado a la altura de la biblioteca, se detiene y mira hacia atrás. Allí arriba, detrás de la iglesia, está el edificio de ladrillo rojo oscuro del instituto. La gran entrada está iluminada, igual que el salón. Jóvenes que van hacia allí pasan por su lado. Siente cierta atracción por entrar en un sitio desconocido, pero enseguida llega la reacción en contra, la percepción de peligro. Ella no tiene vínculo alguno con lo que hay allí arriba. Su amiga Åsa habría podido entrar por esas puertas, habría conocido los rituales, el idioma y las personas. Eivor presagia el peligro. Lo que le atrae es menor que la amenaza que emana del rumiante edificio y de las personas que se encaminan hacia allí. Si va a ir esta tarde a algún sitio, tendrá que ser al Cecil o al Parken. Allí está en su ambiente.
Cuando se dirige hacia la estación de autobuses, piensa que el mayor descubrimiento que probablemente ha hecho hasta el momento es que las personas de un sitio y otro son diferentes en todos los aspectos. En la ropa, en el modo de hablar, de reír, de pensar. Sí, hasta fumamos de forma distinta. Imaginemos que un chico aparece por el café Cecil con una pipa en la boca. Todos le mirarían y se burlarían de él al instante.
Pero, como quiera que sea, va canturreando, baja corriendo las escaleras que llevan a la calle Allégatan y dobla hacia Hemgården y la estación de autobuses; ha conseguido un apartamento. ¡Al primer intento! ¿Quién es capaz de hacerlo? Y además en el centro. A diez minutos andando del trabajo. Podrá dormir media hora más por las mañanas y ahorrarse el dinero del autobús, y tampoco tendrá que pasar frío en medio de la noche, o discutir con los borrachos que vuelven a sus casas en el último autobús nocturno. (Pero ello no implica que ese imbécil presumido tenga razón en lo de vivir en Sjöbo. Que lo sepa. Y la dueña de la casa es su madre… Entonces, ¿qué posee el padre? La calle por la que va caminando…) Se detiene un momento en la estación de autobuses dudando si echar un vistazo en el Cecil para ver si están Liisa o Ritva. No, está cansada. Además no lleva dinero. Y ahora es cuestión de ahorrar lo poco que tiene. Por lo que ha visto del apartamento, va a necesitar alguna que otra cosa. Llega a tiempo para subirse a un autobús que está parado, y de camino hacia Sjöbo empieza a planear la mudanza.
Inmediatamente toma una decisión. Es el momento de que su madre venga a verla. Además así podrá serle de utilidad…
El lunes por la tarde llega corriendo a la parada del autobús, como de costumbre, pero hoy no va a ir a Sjöbo sino en una dirección completamente distinta, hacia una zona apartada, de aspecto bastante más lujoso que Sjöbo. Pasa junto al edificio amarillo del hospital, la calle Ulricehamnvägen, hacia Brämhult. Allí va a ver a la señora Fåhreus, firmará el contrato y pagará el alquiler de los tres próximos meses; todo para poder meter en el bolso un par de llaves de una casa propia. "



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