Adiós, hasta mañana (fragmento)William Maxwell
Adiós, hasta mañana (fragmento)

"En verano, cuando las nubes de tormenta borran el cielo, podría ser el heno de su padre el que los dos hombres cargan en el carro, o podría ser el heno del señor Wilson. Ambos lo saben y no hay más que hablar. Cuando los segadores dejan de proyectar sombra alguna, significa que el sol ha quedado oculto por una nube gris oscura, enorme, ominosa. Comienza a soplar la brisa y trabajan más rápido. Ni siquiera miran al cielo. No lo necesitan. La carga precariamente equilibrada crece cada vez más. Cuando ya no cabe más heno en el carro, se suben y corren al granero y, mientras las primeras gotas de lluvia repican sobre las hojas del roble, se felicitan por haber logrado poner el heno a cubierto justo a tiempo. Esto no pasa sólo una vez, sino año tras año.
En lo que respecta a Clarence Smith, ningún hombre ha mostrado jamás afecto más sincero, y hace cuanto puede por devolver el favor. Cuando a Lloyd Wilson se le enferma un ternero, en lugar de llamar al veterinario llama a Clarence para que vaya a verlo, y Clarence pasa la noche en vela cuidando del animal, arropándolo con mantas. Por la mañana, Cletus se despierta temprano, aparta las sábanas, se viste, corre hasta el granero donde los dos hombres han pasado la noche y llega justo a tiempo para ver cómo el ternero se levanta con gran esfuerzo. Su padre dice «Creo que ya está bien», no consiente que Wilson le dé las gracias, y vuelven a casa.
Y cuando, en primavera, su padre se retrasa arando los campos a causa de las lluvias, el señor Wilson lo ayuda con su caballo después de cenar y juntos remueven la tierra a la luz de la luna. "



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