La bruja y el capitán (fragmento)Leonardo Sciascia
La bruja y el capitán (fragmento)

"Selvatico cree conocer todavía, por sus largos años de haber ejercido con el Santo Oficio, cómo funcionan «estas brujerías»: y pide autorización al senador para poder hablar con Caterina.
Con Cavagnolo siempre presente, Selvatico va a visitar a Caterina al cuarto donde la tenían «recluida». Le habla ceremoniosamente: «Señora, estoy aquí para prestar un servicio al señor senador pero también, si así lo deseáis, a vos; y quisiera que me dijeseis libremente cómo están las cosas, para que entre todos podamos ayudar a este señor. Y no se os ocurra venirme con patrañas, pues por ciencia y estudio, y por la larga práctica de años que he tenido con el Santo Oficio, yo soy…».
Caterina, «cortésmente», le responde que estaba dispuesta a decir y a hacer todo lo que se quisiese de ella. Volvió a confesar que había hechizado al senador, y que había hecho el amor con el diablo, que se le había presentado bajo la apariencia del senador, sintiéndose «turbada carnalmente». Y se declaró dispuestísima a deshacer lo que había hecho: y Selvatico mandó traer en seguida el «lío» aquel de las plumas y del hilo (quedaba todavía uno), ordenándole que deshiciese uno a uno aquellos nudos: «Y fue cosa de maravilla que se prestase a deshacer tantos nudos, tan apretados y de hilo tan delgado, y mientras esto hacía se le veía írsele los colores…».
Deshecho el «nudo» diabólico hecho de diabólicos «nudos», quemados hilo y plumas, hechas nuevas preguntas, repetida la exhortación de que perseverase en deshacer los maleficios y que no dudase del auxilio de la Virgen y de Jesús, Selvatico se fue con el convencimiento de que el senador mejoraría: «Y durante los dos días siguientes, verdaderamente, pareció que estuviese menos mal».
Algunos días después, Año Nuevo de 1617, los tres médicos fueron llamados para responder a una cuestión bien concreta: si los males que aquejaban al senador podían llevarle a la muerte.
Responde Selvatico: «La enfermedad del señor senador, sobre la cual se me ha consultado, es apta para llevarle a la muerte; y aun si vive, después de haberle practicado los oportunos remedios por parte de los exorcistas, es sólo por gracia divina: pues el diablo es poderosísimo, el maleficio gravísimo, y aún ha de recrudecerse más estando en la cárcel». Que es como decir: apresuraos a darle muerte, o si no, para que el senador sobreviva, no bastarán los remedios de los exorcistas ni la gracia divina."



El Poder de la Palabra
epdlp.com