Más allá del tiempo (fragmento) "Un rayo de conocimiento pasa de ti a mí, toca los resquicios más profundos de mi ser, se tensa: ¿dónde estás? ¿Por cuál de todos los caminos posibles te me vas a aparecer atendiendo a mi invocación? ¿Jugando al fútbol? ¿Preparando una salsa para el filete? ¿Sentado haciendo los deberes con la cabeza apoyada en la mano? ¿Haciendo rebotar las piedras en la superficie del agua? Hace tiempo que sé que eres tú el que decide cómo te vas a aparecer ante mí y cuándo. Eres tú, no yo, quien decide cómo me vas a hablar. Pero tu vocabulario, hijo mío — lo noto — se reduce con los años. O como mínimo no se renueva: fútbol, filete, deberes, piedras. Y eso que tenías muchísimo más (toda tu vida, querido hijo, una variedad inmensa), pero es como si te empeñaras en atrincherarte tras la escasez — filete, fútbol, piedras, deberes, y dos o tres breves momentos a los que vuelves, a los que me devuelves — el amanecer a orillas del arroyo, en el norte, el cuento que allí te leí, la oquedad de aquella extraña roca gris, en la que te acostaste como en un nido, acurrucado, de tan pequeñito como eras, y el azul de tus ojos, el sol, los pececillos que brincaban en el agua como si también ellos quisieran oír el cuento, y todo lo que nos reímos los dos juntos— solo eso, solo esas cosas una y otra vez, esos recuerdos, porque los otros se me van desvaneciendo... ¿Qué pasa, que a propósito me robas el consuelo? Pero luego pienso que quizá sea así como me acostumbras poco a poco a que se me aplaque el dolor. Quizá, con una delicadeza inigualable, con tu sabiduría comedida me estás preparando despacito para eso, a ver, ¿para la despedida? " epdlp.com |