El sentido común y la guerra (fragmento)George Bernard Shaw
El sentido común y la guerra (fragmento)

"Y ahora vamos a la cuestión del reclutamiento. Esto es apremiante, porque no basta a los aliados el vencer: nosotros, que no Rusia, debemos ser el factor decisivo en la victoria; de lo contrario, Alemania no habrá sido vencida como es debido, y habremos sido únicamente los protegidos rescatados de Rusia en vez de los salvadores de la Europa occidental.
Tenemos que tener el mejor ejército de Europa, y no lo lograremos con el modo de ser actual. Hemos pasado ya de la primera fase febril bélica, en la que los hombres acudían en masa a engancharse, impulsados por el instinto, por deseos románticos de aventura, por la determinación de, como dijo Wagner, «no dejar su vida gobernarse por el miedo al final», por falta de recursos a consecuencia de la pérdida de su empleo, por rencor y belicosidad excitados por las invenciones de la prensa, por un sentido del deber inculcado por discursos públicos que no tienen ni pie ni cabeza, por las instancias y las burlas de no combatientes muchachos y muchachas con instintos perversos y por los versos de poetas hambrones y aprovechados. La dificultad empieza cuando todos los hombres asequibles a tales requerimientos están ya alistados, y tenemos que recurrir a los elementos restantes, de mentalidad calmosa, escéptica y juiciosa, que conocen el valor de su vida, su servicio y su libertad y no quieren dejarlos sino a cambio de condiciones sustanciosas y honrosas.
Ellos saben que una cosa es pelear por la patria, y muy otra dejar a la mujer y los hijos morir de hambre por evitar a los ricos holgazanes un sacrificio pecuniario. Saben también que una cosa es quitar de en medio al sargento instructor y al impertinente oficial prusianos como enemigos de la dignidad humana y el honor, y otra cosa es permitir que aquella sagrada misión se tome como excusa para someternos en Inglaterra a exactamente la misma tiranía. No han olvidado el episodio de «de rodillas», ni los castigos corporales de nuestras cárceles militares, ni el escandaloso encarcelamiento de Tom Mann, ni las advertencias sobre la ley militar y la vida de cuartel contenidas aún en la afirmación de Robert Blatchford de que el ejército hizo de él un hombre. "



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