El fin de la soledad (fragmento)Benedict Wells
El fin de la soledad (fragmento)

"Su acento era imperceptible. Romanov era un caballero delgado, alto, distinguido, con el pelo canoso. Llevaba un traje muy elegante y una camisa con el botón de arriba desabrochado. Su angulosa cara parecía esculpida por un artista y tenía una sonrisa pícara y masculina. Todo en él tenía un punto anticuado, como pasado de moda, y costaba imaginarlo huyendo de una pelea o siendo capaz de reparar una tubería averiada.
Alva no lo llamaba Alexander, sino Sascha, que era como se pronunciaba en ruso. Mientras ella conducía, Romanov fue hablándome del barrio y los alrededores. Me sentí abrumado al escuchar la poderosa voz de aquel hombre del que conocía tantos pensamientos íntimos escritos. Romanov saltó a la fama al cumplir los veinte años; era un dandi intelectual cuyas novelas y relatos cortos fueron traducidos a treinta idiomas. Su fama fue impresionante, aunque desde hacía un tiempo había empezado a palidecer y ya solo se le recordaba en internet. Fue allí donde encontré algunos escritos dedicados a su primer matrimonio y muchas fotos en blanco y negro en las que aparecía con importantes artistas de la época, o bien a solas, fumando, por ejemplo, en un club de Camden.
Desde hacía dos años Alva y él ya no vivían en Lucerna, sino en un pueblecito llamado Eigenthal que quedaba a los pies del monte Pilatus. La zona era muy tranquila y, de no ser por algunos campesinos que vivían allí, parecía estar prácticamente deshabitada.
Llegamos a un terreno verde, enorme, rodeado por una valla envejecida. La casa era una construcción imponente, con cimientos de piedra y un techo de madera cubierto de tejas. En la parte de atrás se extendía un jardín con un prado que estaba cubierto por una fina capa de hielo. Parecía un lugar aislado del resto del mundo. Al margen de la realidad.
Yo dejé mis cosas en la habitación de invitados y me pregunté qué demonios estaba haciendo allí en realidad.
Cenamos raclette, patatas y vino blanco. En el gramófono de la cómoda sonaba música de jazz. "



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