Manos sucias, de Arcos de vida "Tras irse todos, era siempre tan maravilloso sentarme contigo en el teatro a oscuras. Había un misterio en ello, como si el eco de muchas obras perdurara todavía entre los pliegues del telón, mientras fantasmales figuras se acurrucaban en las lunetas y con manos vaporosas hacían sonar los reprimidos aplausos. ¿Recuerdas cómo nos sentábamos siempre en silencio? Yo cerraba los ojos para sentir tu cercanía más cerca. Entonces, como un ritual, lentamente yo tomaba tu mano y tú reías un poco y me decías: “Tengo las manos terriblemente pegajosas”, o “No logro mantener limpias las manos en este teatro”, como si eso importara como si eso importara. " epdlp.com |