Cipreses y chapiteles (fragmento), de Historias realesHelen Garner
Cipreses y chapiteles (fragmento), de Historias reales

"¿Alguien comprende la alquimia de las numerosas imaginaciones que destila una película? El énfasis titubeante de un actor puede abocar al desastre toda una obra de psicología primorosamente trabajada. La marca equivocada de una taza de té en una mesa puede torcer la fantasía de sí misma de una familia. Pero, de igual modo, el movimiento minúsculo de un músculo facial, espontáneo, inconsciente, imposible de ser puesto por escrito, puede transformar la emoción de toda una escena. Un director puede coger una idea tuya y hacerla florecer con una poesía que tu máquina de escribir, lenta y pesada, jamás habría imaginado.
He leído cuentos de miedo y soy consciente de la suerte que he tenido en estas dos películas. Al principio me entorpecía una gratitud patética por el hecho de que hubieran considerado mi obra digna de filmarse. No entendía (y sigo sin entender) la posición del escritor en la jerarquía del ejército de una producción. A menudo el exceso de orgullo me impidió plantear la pregunta ignorante que me habría enseñado lo que necesitaba saber. Descubrí en mí una pasividad que no conocía. Me mantuve al margen mientras rodaban las películas y, cuando no estás presente, cuando estás en otra ciudad, cualquier cosa que se te ocurra llega demasiado tarde. Acepté sin pelear, por teléfono, cambios de último minuto cuya necesidad no podía juzgar por falta de experiencia. Todavía no he aprendido cómo —y cuándo— pelear por lo que considero crucial. Todavía no he aprendido a prever los puntos álgidos donde la imaginación y el presupuesto podrían chocar y adoptar una postura mucho antes del momento, durante el rodaje, en que se descubre que lo crucial es imposible y hay que tomar el camino secundario.
En Chez Nous, por ejemplo, salen cipreses. "



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