El mexicano (fragmento)Jack London
El mexicano (fragmento)

"Sus labios sin forma, de los que emanaba una expresión seca, parecían una cuchillada que atravesara su rostro. Su mandíbula inferior era maciza, agresiva, bestial. Su mirada, protegida por unos gruesos párpados y unas cejas tupidas y rectas, expresaba la ferocidad de su persona y realzaba el aspecto de brutalidad del conjunto. Sus ojos recordaban los de un león o los de cualquier otro animal de presa. La frente, hundida y angosta, lindaba con un cabello que, cortado al cero, mostraba todas las protuberancias de aquella cabeza monstruosa. Una nariz rota por dos partes y aplastada a fuerza de golpes, y una oreja deforme, que había crecido hasta adquirir el doble de su tamaño y que recordaba a una coliflor, completaban el cuadro. Y en cuanto a su barba, aunque recién afeitada, apuntaba bajo la piel, dando a su tez un tono azul casi negro.
Si bien su apariencia era la de uno de esos hombres con los que no deseamos encontrarnos a solas en un callejón oscuro o en un lugar apartado, Tom King no era un delincuente ni había cometido jamás una mala acción. Dejando aparte las reyertas en que se había visto involucrado, y que eran moneda corriente en los medios que frecuentaba, no había hecho daño a nadie. No se le consideraba un pendenciero. Era un profesional de la pelea y reservaba toda su combatividad para sus apariciones en el ring. Fuera del cuadrilátero, era un hombre bonachón, de movimientos tardos, y en su juventud, cuando ganaba el dinero a espuertas, había sido, no ya generoso, sino derrochador. Para él, el boxeo era un oficio. En el combate pegaba con intención de hacer daño, de lesionar, de pulverizar; pero no había animosidad en sus golpes: era una simple cuestión de intereses. El público acudía y pagaba para ver cómo dos hombres se vapuleaban hasta que uno de ellos quedaba inconsciente. "



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