El alma de las cosas inanimadas (fragmento)Enrique González Tuñón
El alma de las cosas inanimadas (fragmento)

"Sin realizar el misterioso aprendizaje de las ciencias ocultas, por temor de perturbar el sueño, he aquí que mis ojos esclarecieron el alma de las cosas inanimadas y atraparon la ridícula pedantería del hombre que, como yo, habla a menudo en primera persona.
Porque es preciso —ya que nuestros progenitores nos colocaron en el duro trance de vivir— encarar la vida desde un grotesco punto de vista. Y sonreír, frente a las novísimas ediciones de tragedias antiguas, con sonrisa sin repuesto, estereotipada en el rostro de un loco dócil.
El hombre de los ojos X es humanamente bueno porque ve la vida en paños menores y preside lo poco que valemos, la insignificancia de nuestras actitudes y la inutilidad de nuestros malos humores.
Tener ojos X que perforan la materia, es llegar sin esfuerzo al esqueleto. De aquí que no resulte muy regocijante extraviarse en soliloquios con el propio esqueleto, sentado en pose meditativa bajo el huraño ademán del mozo de café o moviéndose cómodamente, como un títere de barracón de feria.
Los ojos X miran el fondo de las cosas. Si no fuera así y vieran al trasluz, permutaría mi posición de periodista por el descansado, lucrativo y noble oficio de tahúr.
Quizá sean los ojos X, consecuencia fatal del mal específico que enloqueció a nuestros ascendientes.
Yo sólo sé que mis ojos X no tienen remedio y que es inútil y tonto pretender distraerlos con el lente ahumado de espectáculos maravillosamente lujuriosos.
Mis ojos X están enfermos de ver siempre un mismo melancólico paisaje de almas.
El día en que se aburran definitivamente y cansados de desnucarse contra las cosas inanimadas vuelvan hacia dentro sus miradas, se decretará la noche eterna en el inacabable bostezo de mi vida. "



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