Fanny Hill (fragmento)John Cleland
Fanny Hill (fragmento)

"En cuanto al pobre Will, fue enviado inmediatamente al campo con su padre, que era un granjero acomodado; no pasaron más de cuatro meses antes de que la rolliza viuda de un posadero, muy bien dotada en dinero y comercio, seducida y quizás con conocimiento previo de sus excelencias secretas, se casara con él. Estoy segura de que tenían por lo menos una buena razón para ser felices juntos.
Aunque me hubiera encantado verle antes de que se marchara, las disposiciones que se tomaron por orden del señor H... lo hicieron imposible; de otro modo, seguramente me hubiese esforzado por retenerle en la ciudad y no hubiese ahorrado esfuerzos ni gastos para procurarme la satisfacción de conservarle a mi lado. Tenía un dominio tal sobre mis inclinaciones que no era fácil olvidarle o reemplazarle, aunque mi corazón estaba fuera de la cuestión; de todos modos me alegré con toda mi alma de que nada peor y, tal como sucedieron las cosas, nada mejor, le hubiese sucedido.
En cuanto al señor H..., aunque mis conveniencias hicieron, al principio, que me esforzara por volver a ganar su afecto, yo era tan atolondrada e imprevisora como para reconciliarme con mi fracaso más fácilmente de lo debido; como nunca lo había amado y su partida me proporcionó una libertad que había deseado con mucha frecuencia, pronto me consolé y haciéndome la ilusión de que las posesiones en materia de juventud y belleza que iba a ofrecer en el mercado difícilmente dejarían de procurarme una renta, contemplé mi necesidad de probar fortuna con ellas más con placer y alegría que con abatimiento.
Mientras tanto, algunas de mis relaciones dentro de la hermandad, que pronto se habían enterado de mi desgracia, acudieron en tropel a insultarme con sus maliciosos consuelos. La mayoría de ellas había envidiado durante mucho tiempo la riqueza y el esplendor con que yo era mantenida y aunque escasamente alguna de ellas no hubiese merecido estar en mi caso y probablemente, antes o después, se encontraría en él, igualmente era fácil descubrir en su afectada piedad el secreto placer al verme en desgracia y abandonada y la secreta pena de que las cosas no hubiesen sido aún peores. Inexplicable malignidad del corazón humano que, por cierto, no está limitada a quienes llevan esta clase de vida. "



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