El comunismo libertario y el régimen de transición (fragmento)Christiaan Cornelissen
El comunismo libertario y el régimen de transición (fragmento)

"La sociedad humana es y continuará siendo siempre un mosaico de formas de existencias, de usos y costumbres más diversos, Todo se halla en Todo, decía un viejo filósofo chino, Lao-Tse, y no podría comprenderse la composición tan sumamente compleja de una civilización, si uno no se diese cuenta de la coexistencia necesaria de una gran variedad de formas que se entrelazan y que, en su conjunto, constituyen el mosaico humano.

Una forma de sociedad evolucionada en el sentido comunista, diferirá, en primer lugar, según los países e incluso según las diversas regiones de un mismo país. No podría ser idéntica en España y en Rusia; diferirá también entre diversos países de la Europa occidental, como España y Francia o, más aún, como Inglaterra; presentará asimismo profundas gradaciones, una vez establecida en un país como España, si quisiera estudiarse su aspecto avanzado desde las costas del país hacia el centro, o desde la llanura hacia las montañas, o también desde el campo hacia las grandes ciudades.

La producción en sociedad comunista diferirá también de industria a industria, y el consumo según la naturaleza del artículo consumido. Bajo ninguna forma de civilización podría dejarse al personal de la industria de la electricidad o del servicio de ferrocarriles la misma libertad de acción que a los agricultores, pues, doquiera se presenta el peligro inmediato para la vida humana, es necesaria una disciplina más rigurosa.
En fin, una civilización comunista es un organismo que evoluciona como evoluciona todo en la Naturaleza, y no podría olvidarse, por tanto, que, nacida de la forma de civilización capitalista precedente, llevará por todas partes, durante siglos enteros, las huellas de sus orígenes. No podríamos describir, por consiguiente, los principios fundamentales de una civilización comunista libertaria sin admitir la necesidad de la existencia de un período de transición, durante el cual los usos y costumbres de la antigua civilización capitalista ejercerían aún un fuerte influjo en todas las instituciones comunistas.
Del mismo modo, si queremos juzgar la posibilidad de realizar hoy el ideal comunista libertario, o acercarnos a este ideal, tendremos que reconocer la realidad de los hechos en el sentido de que no hay que menospreciar la potencia de nuestros adversarios principales: los capitalistas organizadores de las industrias, de los transportes y del comercio; los propietarios de tierras, el clero que les sostiene y el Estado actual que es su instrumento. "



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