Confesiones (fragmento)Marina Tsvetaeva
Confesiones (fragmento)

"Ayer, a la orilla del mar, le escribí mentalmente una carta, armoniosa, coherente, como todo lo que la pluma no interrumpe. Le envío unos extractos:
Me enternece y me estremece su impaciencia. A mí, que estoy orientada hacia el Reino de los Cielos (allá estaremos -algún día- algún momento), me aterra y me cautiva. Precipitar el ceremonial (aquí) -es acelerar el final. (¡El amor -es como un árbol de Navidad!) Cuando amo a una persona, la llevo a todos lados conmigo, no me separo de ella en mí, la asimilo, la convierto progresivamente en el aire que respiro y de donde respiro, -en todos lados y en ninguna parte. No sé estar juntos, ni una sola vez lo he logrado. Sabría -si fuera posible vivir en ninguna parte, estar siempre de viaje, simplemente- no vivir. Me lo impiden, Salomé, las personas, los números de las casas, los relojes que señalan las 10 o las 12 (a veces enloquecen -entonces todo funciona), me lo impide mi propia ineptitud salvaje, con la que me topo -no, la que vuelvo a descubrir- cuando comienzo (pruebo) a vivir. Cuando estoy sin la persona, ella está más íntegra y más integralmente en mí. Los detalles de la vida y del acontecer cotidiano, todas esas menudencias de la vida (vivir es -desmenuzar) no las soporto en el amor, me avergüenzan, como si hubiera invitado a una persona a una habitación sin arreglar, y ella la considerara mía. ¿Sabe dónde y cómo estoy bien? En los lugares nuevos, en un muelle, en un puente, más cerca de ningún lado, en las horas que limitan con ninguno. (Los hay.)
No soporto la tensión amorosa que en mí es -monstruosa, ese perfecto convertirse en el oído propio, dirigido a otro: ¿se sentirá bien conmigo? Conmigo comienza a dejar de sonar, y eso únicamente significa- ¿se sentirá bien?
Hay desmesuras y rupturas. Y entonces soy muy infeliz, no sé de qué soy capaz, cualquier «juntos» es poco: ¡morir! Entiéndame, mi vida toda - es la negación de mi vida, es mi constante ahuecarla. Estoy ausente. Amar -es estar cada vez más presente, encarnarse al máximo- aquí. ¿Qué me queda a mí, con esta incredulidad, con este desprecio por el -aquí? Por eso -sólo un deseo: llevar la guerra hasta su vergonzoso término- y lo más pronto posible. Una pura paz de Brest. "



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