Desafío a la identidad (fragmento)Paul Bowles
Desafío a la identidad (fragmento)

"Cuando el periodista Robert Ruark pasó un fin de semana en Tánger, su primer artículo en el New York World-Telegram llevaba el siguiente título: «Tánger, sumidero de iniquidad». No es de extrañar que, tras aquella extravagante fanfarria, llegasen a la ciudad muchísimos miembros de la prensa en busca de pruebas publicables de iniquidad. Lo que no encontraban, lo inventaban con gusto.
Durante mucho tiempo Tánger recibió el entusiasta apodo de la «Capital pecaminosa del mundo». Aquello seguramente ayudó a la economía local, pero a costa de decepcionar a miles de turistas ansiosos. La evaluación en The Rough Guide to Morocco (1987) me parece mucho más precisa: «...un lugar difícil para los recién llegados, pero en cuanto se ambientan, la ciudad puede ser muy agradable y animada… con una continua capacidad de locura».
La mención de locura me parece acertada. La gente tiende a comportarse de maneras inexplicables. Los residentes son propensos a echar la culpa de todo al viento del este, lo mismo que en Provenza el comportamiento incomprensible se explica por el mistral, que hasta se considera una circunstancia atenuante en caso de asesinato.
Aquí el viento explica el exceso de nerviosismo y el mal humor, pero sospecho que los asesinatos que se perpetran cuando sopla el mistral se cometerían aun sin viento. Parece más probable que el ayuno de un mes durante el Ramadán provoque una conducta más violenta que la exposición al viento, aunque puede soplar con mucha fuerza, día y noche, durante toda una semana.
La primera vez que llegué a Tánger, aunque la ciudad era sobre todo un puerto, no había rompeolas ni muelle. El transbordador de Gibraltar anclaba en el puerto y los pasajeros llegaban a tierra en una lancha neumática, a remos. "



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