Sobre los artistas (fragmento)John Berger
Sobre los artistas (fragmento)

"Todos los que estaban sentados alrededor de la mesa se echaron a reír.
Alguien más contó otra historia, y luego nos levantamos, pues era hora de irse.
Me dirigí a la puerta, abrochándome el abrigo. La perra vino derecha hacia mí, desde el otro extremo de la habitación. Me agarró la mano con los dientes, suavemente, y retrocedió, tirando de mí.
Quiere enseñarte el establo, donde duerme, dijo uno de los niños.
Pero no, no era al establo adonde me llevaba la perra, era a la silla donde yo había estado sentado. Me volví a sentar, y la perra se echó en el suelo, a mis pies, imperturbable ante las risas de todos los presentes y vigilando el menor signo que indicara que me proponía irme.
Una pequeña historia para Esopo. Hagan con ella lo que quieran. ¿Cuánto entiende un perro? La historia se convierte en historia porque no estamos muy seguros; porque en cualquier caso mantenemos nuestro escepticismo. La experiencia que tiene la vida de sí misma (¿y qué otra cosa son las historias sino eso?) siempre es escéptica.
Cuenta la leyenda que Pirrón, el fundador del escepticismo, fue primero pintor. Luego acompañó a Alejandro Magno en su viaje por Asia, abandonó la pintura y se hizo filósofo; suya es la afirmación de que las apariencias y todas las percepciones son ilusorias. (Un día alguien debería escribir un drama sobre el viaje de Pirrón). Desde el siglo IV a. C., y más precisamente durante los dos últimos siglos, el sentido del término “escepticismo” ha cambiado radicalmente.
Los escépticos originales rechazaban toda explicación total (o solución) relativa a la vida, porque daban prioridad a su experiencia de que una vida realmente vivida es un enigma. Creían que sus oponentes en el campo de la filosofía eran unos privilegiados protegidos por la academia. Ellos defendían la experiencia común contra el elitismo. Creían que si Dios existía, era invisible, irrefutable y ciertamente no se correspondía con aquellos que tenían las narices más largas.
Hoy, el término “escepticismo” ha pasado a significar también una especie de actitud distante con el mundo, la negativa a comprometerse con nada y, con frecuencia, como en el caso del positivismo lógico, esa pedantería que suele acompañar al privilegio. Hubo cierta continuidad histórica desde los primeros escépticos hasta los revolucionarios del mundo moderno, pasando por los heréticos de la Edad Media. Por el contrario, el escepticismo moderno no desafía a nadie y lo único que le interesa desmontar son las teorías del cambio. "



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