Aquí nos vemos (fragmento)John Berger
Aquí nos vemos (fragmento)

"Cuando nos despertamos, Colette estaba haciendo el desayuno, y ella y yo estábamos abrazados, nuestros brazos y piernas enlazados. No nos sorprendió, pues los dos éramos conscientes de algo más asombroso: durante la noche los dos habíamos llevado a dormir al sexo del otro. Ni satisfaciéndolo ni negándolo, sino siguiendo un deseo diferente al que ni siquiera hoy es fácil darle nombre. Ninguna descripción clínica se adecúa. Quizá era algo que sólo podía darse en la primavera londinense de 1943. Encontramos en los brazos del otro una forma de partir juntos, un medio de transportarnos a otro lado. Nos colocamos, nos acoplamos como si nuestros cuerpos compusieran un trineo o un monopatín. Sólo que entonces no existían los monopatines. El destino no era importante. Todas las salidas eran hacia una zona erógena. Lo que importaba era la distancia que dejábamos atrás. Y nos dimos distancia el uno al otro con cada lametazo.
Donde nuestras pieles se tocaban había la promesa de un horizonte.
Entré de nuevo en el dormitorio de Hubert, y observé que era distinto del resto de la casa. Había una cama de matrimonio en una esquina, pero Gwen nunca había dormido allí. Este cuarto era un cuarto provisional, como si Hubert hubiera pasado la última década acampado aquí. Las paredes estaban completamente cubiertas de imágenes de plantas y flores, grabados sin enmarcar, dibujos, fotografías, páginas arrancadas de libros, tan pegadas las unas a las otras que casi parecían un papel pintado. Algunas estaban sujetas con chinchetas, y se me ocurrió que debía de cambiarlas frecuentemente de un sitio a otro. Salvo por las zapatillas debajo de la cama y las medicinas en la mesilla de noche, parecía el cuarto de un estudiante.
Se fijó en mi interés y me señaló un dibujo, puede que suyo: Qué flor más rara, ¿no? Parece el pecho de un pequeño tordo en pleno canto. Procede originariamente de Brasil. Se las conoce comúnmente con el nombre de candiles o candilejos. En latín: Aristolochia subglauca. En algún lugar Lévi-Strauss dice algo sobre el nombre latino de las plantas. Dice que el nombre latino las personaliza. Candil es sólo una especie. Aristolochia subglauca es una persona, singular y única. Si tuvieras esta flor en el jardín y se te muriera, la llorarías en razón de su nombre latino. Algo que no harías si sólo supieras que se llama candilejo. "



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