Contra la juventud (fragmento)Pablo D'Ors
Contra la juventud (fragmento)

"Aquella misma noche, en sus habitaciones de Kačerov, junto a la cesta de las naranjas, Eugen encontró un paquete muy bien envuelto en papel de regalo. Lo acompañaba una nota que decía: Para que no pase frío en sus orejas. Era un gorro de lana. Con aquel gorrito en una mano y con la nota de la Simoníček en la otra, aquella noche Eugen lloró amargamente su triple traición a Hanna. Se sentía tan enfadado consigo mismo que, por un momento, para resarcirse, tuvo ganas de llamar a su adorada pelirroja para decirle: Ven, vamos a dar un paseo de la mano por toda la ciudad.
Primero lloró ante su escritorio, donde se había sentado para recapitular las imágenes y sensaciones de la jornada en una de sus sempiternas listas; luego lloró en su cama, donde se había arrojado para hacerlo más a sus anchas; finalmente lloró ante el espejo del cuarto de baño, donde había acudido para lavarse la cara. Allí, ante su propio rostro descompuesto por el llanto, lloró más desaforadamente. Pero allí, ante aquel espejo, no lloraba ya por Hanna Freund, sino por el desconsuelo que sentía ante su propia imagen doliente. Pero ¿le desconsolaba de veras verse tan afligido? Y, de ser así, ¿por qué permanecía entonces frente a ese espejo, recreándose en su desdicha, estudiándola? En aquella imagen de sí, Eugen descubría detalles y expresiones en los que no había reparado hasta entonces y que le brindaban, de algún modo, el descubrimiento de una nueva identidad.
Serenado al fin, Eugen se precipitó a escribir en su cuaderno de tapas naranja todo lo que el llanto por su traición a Hanna le había revelado. Y tal fue la inmediatez con que la escritura siguió al llanto que tuvo que preguntarse si es que no había llorado para poder escribir sobre ello y si, en definitiva, no había traicionado a Hanna para, precisamente, escribir sobre su traición. También se preguntó si no estaba con Klenka, Hanna y la Simoníček para escribir algún día sobre las tres mujeres o, dicho de otro modo, si vino antes la vida o la voluntad de escribirla, el amor o su reflejo, que no es otro que la literatura. "



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