Cosas que quedan atrás, de camino hacia el olvido (fragmento)Joyce Carol Oates
Cosas que quedan atrás, de camino hacia el olvido (fragmento)

"Jayson estaba deshecho. Era más que el corazón lo que se le había roto.
Con el condenado pie todavía escayolado. A veces el dolor era insoportable a pesar de los analgésicos acompañados de whisky escocés.
Jayson Johnston contrató al amigo y abogado que había negociado el acuerdo con la joven fisioterapeuta filipina veintisiete años antes, cuando la adopción de Leanda. Su amigo trabajaría con un importante letrado de Manhattan especializado en casos de negligencia, para pleitear por un caso de muerte injustificada en nombre de los inconsolables padres de Leanda Johnston, que había muerto en el servicio de urgencias del hospital Magdalen. En la demanda de doce millones de dólares se incluía, además del hospital, al médico residente que había ingresado a Leanda cuando se presentó en el servicio de urgencias y había supervisado su somero reconocimiento, así como al supervisor de enfermería, además de a la enfermera que no había comprobado las constantes vitales de Leanda mientras la joven se esforzaba por respirar durante un periodo de cuarenta y ocho horas antes de perder el conocimiento, entrar en coma y fallecer.
¿Qué es eso? ¿Algo que parece encaje negro en el hombro de la joven?
Una mariposa negra muy sexi, con las alas tentadoramente abiertas.
Evandela ve el tatuaje y anota a la joven como drogadicta víctima de sobredosis. Está al tanto. Para personas como esta joven, que vive en el centro de Nueva York, en un apartamento pagado por su papá, con un ordenador de primera calidad y lujosas obras de arte en las paredes, la cocaína o la heroína son las drogas «de moda».
Evandela ha visto multitud de yonquis con sobredosis. Su actitud es desaprobadora. De indignación. Gente que ocupa camas de hospital destinadas a personas que de verdad están enfermas. Que se inyecten y se maten si es eso lo que quieren, pero que no consuman el tiempo de hospital que se necesita para los enfermos de verdad.
En el juicio, Evandela testifica a favor de la defensa, con vehemencia, ojos brillantes. Evandela causa una fuerte impresión en el jurado, formado por ocho mujeres y seis hombres de distintas edades y diferente color de piel. "



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