El fruto del honor (fragmento)Elif Shafak
El fruto del honor (fragmento)

"Yunus sabía que si la policía tomaba la casa en ese momento y lo encontraba allí, rodeado de okupas, lo más probable era que su madre sufriera un ataque al corazón. Tenía que marcharse, y pronto. Tal vez fuera una guerra, pero no era la suya. Quienquiera que fuera la autoridad, no quería lanzarle piedras y botellas.
Sin embargo, pese a pensar así, no consiguió moverse. Como un gatito necesitado de calor, se quedó junto a la mujer a la que amaba, preparando munición, escuchando historias revolucionarias, comiendo palomitas de maíz aderezadas con hachís y cantando «Rebel, Rebel».
Por fortuna para el chico, el enfrentamiento que temía no se produjo esa tarde. Tuvo lugar tres días después, mientras Yunus estaba en la escuela. Sus preparativos habían sido insuficientes y, si bien habían presentado una lucha valiente, en cuestión de horas todos quedaron detenidos.
La mayoría de los okupas serían puestos en libertad al cabo de un día o dos, después de un exhaustivo registro por parte de la policía y de tener que soportar un discurso sobre modales y comportamiento social adecuado. Entretanto, el ayuntamiento se apresuró a cerrar la casa con tablones. La orden de vaciarla de todo su contenido no tardó en llegar.
Yamila hizo girar la mano de mortero, triturando azafrán rojo como un rubí. Eran sus últimas hebras, y no sabía cuándo podría conseguir más. Algunos otros ingredientes también empezaban a escasear. Mejorana, estragón, argentina, garra del diablo. Tendría que hacer varios viajes a las
montañas, así como una visita a los forajidos. Sin embargo, en los últimos tiempos le apetecía cada vez menos salir de casa, y solo lo hacía si se producía una emergencia o un parto, que en realidad eran lo mismo. "



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