Adónde va la ciencia? (fragmento) "Se observa muchas veces que cuando un nuevo progreso en la ciencia teórica ha quedado definitivamente establecido, ciertos problemas relacionados con él son considerados como insensateces. Es más, también se ha intentado algunas veces demostrar la falta de significación de tales problemas sobre fundamentos a priori. Esto es un error. Ni el movimiento absoluto de la Tierra —es decir, el movimiento de la Tierra en relación con el éter— ni el absoluto espacio newtoniano, son insensateces, como muchas veces han declarado los popularizadores de la teoría de la relatividad. El primer problema carece de sentido sólo cuando se introduce la teoría especial de la relatividad, y ocurre lo mismo con el segundo cuando se apela a la teoría general de la relatividad. Cuando nos remontamos en el curso de los siglos vemos que las doctrinas de la interpretación de la naturaleza, que eran consideradas como buenas y sólidas en su época, se han derrumbado al ser iluminadas por la luz de alguna nueva teoría científica. Cumplen un papel, y luego pasan. Y aunque fueron sustituidas por dogmas más científicos, hay que recordar que aquellas viejas teorías tuvieron un sentido y una significación en su época, igual que otras las han tenido en nuestros días hasta que llegó el momento en que nuevas doctrinas han tomado su puesto. La ley de la causalidad era unánimemente aceptada hasta tiempos muy recientes como un principio fundamental en la investigación científica. Pero ahora se libra en torno de ella una batalla de opiniones. ¿Debe considerarse —tal como hasta ahora se ha hecho— que el principio de la causalidad tiene validez y fuerza en todos los fenómenos físicos? ¿O tiene únicamente una sumaria significación científica cuando se aplica a los átomos? Esta cuestión no puede ser resuelta refiriéndola a cualquier teoría epistemológica o sometiéndola a la prueba de las mediciones experimentales. En su tentativa de construir su imagen hipotética del universo externo, el físico puede o no, según le plazca, basar su síntesis sobre el principio de una estricta causalidad dinámica o adoptar tan sólo una causalidad estadística. Lo más importante de la cuestión es saber hasta qué grado se avanza por uno u otro camino. Y la única respuesta posible es la elección provisional de uno de los dos puntos de vista y el estudio de las conclusiones que pueden ser lógicamente deducidas de la aceptación de ese punto de vista, lo mismo que hicimos al ocupamos del positivismo. En principio no hay duda de que de los dos puntos de vista se elige el primero. En la práctica se elegirá, como es natural, aquel que prometa ser más satisfactorio en sus resultados lógicos. Y ahora debo declarar explícitamente mi creencia de que la causalidad estrictamente dinámica debe merecer nuestra preferencia, simplemente porque la idea de un Universo gobernado por leyes dinámicas le da una más amplia y profunda aplicación que la idea meramente estadística, la cual restringe desde el principio el alcance del descubrimiento; en efecto, en la física estadística existen tan sólo leyes que se refieren a grupos de fenómenos. Los acontecimientos particulares, como tales, son admitidos y reconocidos expresamente, pero la cuestión de su seriación gobernada por leyes es considerada absurda basándose en fundamentos a priori. Esta forma de proceder no me parece que sea satisfactoria, y no he sido capaz de encontrar ni el más leve motivo que obligue a renunciar a la aceptación de un universo estrictamente gobernado por leyes, si bien sea un problema a tratar el descubrimiento de la naturaleza de las fuerzas físicas o espirituales que nos rodean. " epdlp.com |