Asesinato en la oscuridad (fragmento)Margaret Atwood
Asesinato en la oscuridad (fragmento)

"Fui al Victory Burlesque dos veces, o quizás solo una, y la otra fue una amiga mía y me lo contó. Me divertí las dos veces. Se consideraba un tanto atrevido que las jóvenes fueran a semejante sitio, y a nosotras nos hacía gracia; nos hacía casi tanta gracia como ir a la iglesia.
El espectáculo incluía un cómico, una película, y un hombre que cantaba o hacía juegos malabares con platos, además del número de striptease. Usaban mucha iluminación de color, roja y azul y púrpura. Cada chica tenía un apodo: Amor Consentido, Estrellita Nocturna, Remedios Lacalle. Me gustaban los nombres y los trajes, por su ingenio, y me gustaban las chicas más hábiles, las que hacían girar borlas, o rotaban el vientre o las nalgas en círculo. Esto era antes de que tuvieran que quitárselo todo, tenía su arte, era casi como los malabarismos con platos. Me gustaba verlas flotar en los haces de luz de color, moviéndose como nadando en el agua, sirenas al otro lado del cristal.
Una mujer empezó de espaldas al público, bajo la luz de los focos. Llevaba guantes largos blancos y un traje de noche con mangas de tul negro que parecían alas membranosas cuando desplegaba los brazos. Hizo un montón de cosas con los brazos y la espalda, pero cuando al fin se dio la vuelta, era vieja. Llevaba la cara empolvada de un blanco de muerte, la boca pintada de un morado rojizo chillón, pero era vieja. Sentí una oleada de vergüenza invadirme el cuerpo, ya no tenía ninguna gracia, no quería que esta mujer se quitase la ropa, no quería mirar. Sentí que era yo, no la mujer del escenario, la que se exponía y humillaba. Estaba segura de que le silbarían y le gritarían cosas, de que se sentirían estafados.
La mujer bajó la cremallera de su traje negro, deslizándoselo por el cuerpo, y empezó a mover la cadera. Sonrió con su cara de máscara blanca y su boca morada, y dentro de sus labios se reflejaron los dientes, piedras blanquecinas sin brillo, era una burla, no intencionada, ella lo sabía, era un truco de otro tipo pero no sabíamos quién nos estaba gastando la broma. El truco estaba en que de repente no había truco: el cuerpo que estaba subido allí arriba era real, envejecía, no flotaba en la luz de los focos, en un mundo aparte del nuestro; estaba, como nosotros, atrapado en el tiempo.
En el Victory Burlesque se hizo un silencio de muerte. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com