Copenhague no existe (fragmento)Raúl Guerra Garrido
Copenhague no existe (fragmento)

"Estamos frente a frente, demasiado cerca para una conversación tipo, nuestros respectivos alientos nos golpean, por sorpresa la abrazo y beso sus labios, de momento la estoy aplastando, no cede, su pelvis es lo que más noto, lucha, intenta arañarme, pero la posición de sus brazos es muy desventajosa, los tengo aprisionados, la decisión del varón inclina la victoria de su parte, dice la leyenda, y esta vez sí estoy decidido, lucha, pero no grita, un riesgo en el que no había pensado, menos mal, es un síntoma favorable, insisto en el abrazo, apenas forcejea ya, se deja hacer, aprovecho el resquicio y beso con fruición introduciendo la lengua en su boca, sólo falta que me la muerda, en el fondo soy un conservador, me corresponde y la saliva ardiente de la mujer me llega como un regalo espléndido por lo que de sorpresa tiene, no esperaba nada, cualquier reacción suya me hubiera sorprendido por igual, me palpa con las palmas de las manos muy abiertas, como comprobando mi existencia, como queriendo fijar los límites de mi cuerpo, jadea, en realidad somos los dos los que respiramos ruidosos con las bocas juntas y los ojos cerrados, la voluntad del varón, hay que moverse sin romper el equilibrio del encanto, la flexiono a pulso hasta dejarla sentada en el cuero del tresillo, remango las faldas decidido, pero sin precipitaciones, cuidando el equilibrio inestable, arriba, hasta lograr enrollarlas en su cintura, me encuentro con la desagradable sorpresa de los pantis, la prenda más anafrodisiaca que conozco, no son medias, son enteras, eso es lo malo, las medias mostraban el turbador cambio de color y textura de la seda a la piel, el vértice del erotismo, el desembarazarse de los pantis resulta abrumador, rastrero, pero lo conseguimos sin un descenso apreciable en la intensidad sonora de nuestra respiración, entrecortada, el color rojo sí que me sorprende, no son usuales las bragas rojas y menos cubriendo las nalgas mañaneras de una secretaria, vuelta a la maniobra de descenso y aquí está a mi vista la oculta mata, hay que hacer algo y rápido para no perder el tenso equilibrio emocional, me desplomo entre sus piernas y la beso con el mismo furor, la decisión de la victoria, me incorporo y ofrezco mi pene a la recíproca, si lo acepta puedo abandonar la obsesión equilibrista, está logrado y lo está, es una felación inexperta y cariñosa, por un instante me vuelve el mismo temor al mordisco, pero no, estoy en casa, la misma sensación de comodidad que sentí en la suya, el contacto de su cuerpo es sumamente confortable, me tumbo sobre el capitoné y la coloco encima, se deja llevar como una muñeca, estoy dentro, siento la verga firme como en mis mejores tiempos, en un lugar angosto pero no virginal, no soy el primero y me alegro, imagino que mi predecesor o predecesores son habas contadas, todo un número con las ropas puestas, revueltas, forzando botones para dar con el máximo contacto cutáneo posible, toma la iniciativa y rema como en una regata de traineras, boga en la recta final, a fondo, sin reservas, sin inhibiciones, veo su rostro acercarse y alejarse del mío rítmicamente, los pelos de su melena flotan aleonados y gruñe de placer, gghh, es un quejido que se transforma en grito, ¡gghh!, cállese, por favor, soy tan estúpido que la hablo de usted, temo ser descubierto, la puerta es el complemento masoquista, una posibilidad remota el que se abra sin mi permiso, pero no imposible, el jadeo sí puede atravesarla y su identificación no ofrece dudas, ¡¡gghh!!, cada vez más alto, había pasado de lo ridículo a lo increíble, aquí estoy, potente como un centauro, como en casa, no es una menor, como las primeras veces con Marga, no, la diferencia es que con la misma intimidad o confianza, confort habría que decir una vez más, la pasión llegaba a cotas no alcanzadas con la esposa, las comparaciones son odiosas y me he negado a cualquier análisis retrospectivo, dejémoslo en que me siento a gusto, en forma y se acabó, es una mujer adulta y quizá eso explique mi confianza, mi funcionamiento inexorable, exploto dos veces y como si nada, Carla sigue de éxtasis en éxtasis y las líneas de su cara se asimetrizan de placer, se aproximan a los rasgos de la litografía de la chica picassiana, es guapa, se le repliega algo el canal de sus pechos, sus muslos no son tan macizos como los de ayer, tiene unos discretos michelines, pero su amor es un tesoro que me mantiene enhiesto, ya, gghh, caemos fulminados al mismo tiempo, no está acostumbrada y tendrá agujetas durante varios días. "


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