Tratado acerca de la inmortalidad de las almas (fragmento)Gerolamo Cardano
Tratado acerca de la inmortalidad de las almas (fragmento)

"Así que, como en toda la naturaleza se encuentra lo agente y lo paciente, también se da el acto y la potencia, pues el acto por el que Dios es puro no es del mismo género que la potencia de la materia, que carece de acto, y que los actos y potencias de las demás cosas.
Por consiguiente, en el sentido no sólo se encuentra algo que padece, sino que también está algo que actúa, y la primera impresión se genera de forma pasiva, ya que el sentido recibe las formas de las cosas, y éstas, como se ha dicho, sin materia, y el ojo, mientras ve lo blanco, no es blanco, ni el oído, mientras oye lo armonioso, es sonoro y armónico. Sin embargo, el sentido común, que discierne, y que ciertamente siente (como el Filósofo piensa en el libro Acerca del sueño y la vigilia) concurre activamente, y con él el alma. Así pues, decir que el órgano concurre pasivamente es más verdadero que decirlo del sentido, luego en verdad los sensibles que están en potencia son conducidos al acto por algo distinto, pues los colores progresan desde la potencia al acto gracias a la luz. Similarmente también en la reproducción todo lo que se encuentra potencialmente en la materia al acto es conducido al menos por el calor celeste; y en términos generales cualquier cosa a la que le haya caído en suerte ser imperfecta, por ejemplo lo que es pasivo y las potencias, para que sea actualizada
necesita de un motor y un agente. Y no es igual la necesidad de las cosas imperfectas con respecto a las perfectas, que la de las perfectas con respecto a las imperfectas. Y lo mismo pasa también en el intelecto, por lo cual en el libro tercero Acerca del alma (cap. V) bien dice Aristóteles: «Pero, puesto que en toda naturaleza existe algo que es materia para cada género de entes, y ello puede padecer, ya que es todas las potencias, y existe además otra cosa, causa y principio eficiente, a la que corresponde hacer y realizar todas las cosas, asumiendo una razón tal cual la que asume la técnica respecto de la materia, también en el caso del alma han de darse necesariamente estas diferencias. Así pues, existe un cierto intelecto que es tal que puede llegar a ser todas las cosas y otro capaz de realizarlas y hacerlas todas, el cual es como un cierto hábito como, por ejemplo, la luz; pues también la luz hace en cierto modo de los colores en potencia colores en acto.» Si no tuviera el alma algo activo, sería completamente imperfecta, e inferior a muchas otras cosas, las cuales, por el contrario,
son inferiores a ella en género. Esta razón es primera y clarísima.
Otra: «Los sensibles que sólo en potencia son inteligibles ¿de qué modo serían inteligidos a no ser que sean hechos inteligibles en acto por algo eficiente o agente? Como los colores, ya que no son colores en acto si no son iluminados por la luz: si han de ser vistos necesitan lejos de toda duda de la luz. Por consiguiente, es necesario que exista algún intelecto agente.» Acerca de éste, como quiera que no hay ninguna discordia con los otros que piensan que el alma es mortal, actuamos de manera un poco más negligente, especialmente porque el argumento pone de manifiesto lo que cualquiera conoce en sí mismo, es decir, que existe en nosotros una cierta fuerza activa, ya sea sintiendo, ya inteligiendo. "



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