La desaparición de la santa (fragmento)Jorge Amado
La desaparición de la santa (fragmento)

"Menos mal que Dios había puesto al padre José Antonio Hernández en su camino, poco antes de la muerte de doña Esperanza. El misionero se hizo cargo de la conclusión de la obra iniciada por la madrina: educar a Adalgisa en la rigidez fanática y puritana del catolicismo español para hacer de la hija de Francisco Romero Pérez y Pérez una sierva de Cristo, católica sin tacha, española de primera, movilizada contra la disolución y la idolatría.
Andaba el padre José Antonio por los treinta años cuando embarcó hacia el Brasil en una leva de sacerdotes despachados por el Vaticano a los países de América Latina donde la doctrina de la Iglesia se corrompía, los principios flaqueaban, los ritos paganos se imponían a la devoción de los santos. Fogoso falangista, impetuoso portador de la palabra infalible del Papa, destinada a los gentíos en general, y de las palabras del generalísimo Franco, estas destinadas en particular a los españoles de Bahía, nacidos en tierras de la patria o de la colonia. Con el fin de la guerra, con la derrota de Hitler y Mussolini, héroes y mártires inolvidables, la confianza de ciertos patricios vacilaba, la fidelidad y las contribuciones menguaban, la canalla republicana levantaba la cabeza. El padre José Antonio había traído en el equipaje las banderas de la Falange que había empuñado y conducido en las calles de Valencia: ¡Viva Cristo Rey! ¡Arriba España!
En su curriculum vitae bahiano contaba con victorias expresivas y las derrotas no lo abatían, alma templada en los desfiles franquistas. Entre las campañas que emprendió, enfrentando enemigos poderosos, dos merecen noticia en estas páginas, cita y comentario. Así, al informar sobre el personaje, se aprovecha para narrar acontecimientos de la ciudad de Bahía: todo cuanto en ella pasa es de interés universal. "



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