Los que no perdonan (fragmento)Eusebio de Gorbea Lemni
Los que no perdonan (fragmento)

"FUENCISLA. No me preguntes. Déjame. No me hagas sufrir... Si tu único temor era ese, se acabó. Vuelve a ser dichoso. Mi voluntad, que toda mi vida ha estao con mis hijos, y por encima de ti, ahora tie qu'estar contigo y por encima de ellos.
JUAN MIGUEL. ¡Pero eso es la seguridá de nuestro matrimonio, toda la felicidá que podemos pedir!...
FUENCISLA. Eso es.
JUAN MIGUEL. Y entonces, sabiéndolo tú, pendiendo de tu volunta... y teniéndolo tú en tu mano, ¿qué es lo que te apena?
FUENCISLA. Me apena, por mis hijos, el haber hecho lo que no hemos debido hacer.
JUAN MIGUEL. Fuencisla...
FUENCISLA. The querido siempre; te quiero, Juan Miguel. Ahora, quizá más que nunca, por lo desventurao que has sido. Tal vez esto sea mi disculpa... Pero, en la vida, too tiene su tiempo marcao por Dios. Desde ónde hemos de vivir pa nosotros, hasta ónde hemos de empezar a vivir pa los demás; cuándo hemos de encender nuestros amores y cuándo hemos de echarles ceniza y contentarnos con mirar tranquilos el fuego de los oíros. Cuando te dije, antaño, que nuestra vida ya no era nuestra, sino de los hijos, te dije bien: no estaba cegada por na. Yo tenía hijos, tú no; pero es lo mismo: Dios tie marcao el momento en que, con hijos o sin hijos, la vida ya no es de uno. Y lo que no hemos debió hacer, y hemos hecho, ha sido tomar como nuestra una vida que no lo era ya. Por eso, cuando mis hijos miren nuestro querer malamente y nos den un mal rato—que nos le darán—, tú súfrelo con paciencia y no les hagas cara. Que anque les parezca a tos, y hasta a ellos mismos, qu'el disgusto es por el interés..., la razón verdadera, eníerrá en l'hondo de su alma como una semilla en el surco, es la de haber faltao nosotros a esa ley de Dios. "



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