Casas y tumbas (fragmento)Bernardo Atxaga
Casas y tumbas (fragmento)

"El vendedor captó el problema y les mostró una sencilla navaja adornada con la imagen de la Virgen. Era barata, costaba menos de diez francos. Elías le dijo que se lo pensaría.
Las tiendas de souvenirs ocupaban todos los bajos de la calle. Mateo se paró ante una de ellas y cogió de un expositor una bola de cristal que contenía una miniatura del santuario de Lourdes. Quiso mostrársela a Elías, pero éste se volvió y continuó hacia la siguiente tienda.
Diminutos copos de nieve caían sobre el santuario al sacudir la bola de cristal. Como si aquel movimiento le hubiera hecho abrir los ojos, Mateo comprendió que Elías no necesitaba recuerdos de Lourdes; ni los necesitaba ni los deseaba, porque su padre había viajado hasta allí con la esperanza de curarse y había vuelto de vacío, o, aún peor, habiendo perdido su última esperanza. Igual que el director del colegio, quizás, o que el propio Pascal. Dejó la bola de cristal en su sitio y se reunió con Elías. "



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