Las lágrimas (fragmento)Pascal Quignard
Las lágrimas (fragmento)

"Un día, hace mucho, un día de 569, lo que se llama el reino de los francos (regnum Francorum) reemplazó a lo que se llamaba la antigua Galia (Gallia transalpina). Las tribus de los galos habían sido o bien aniquiladas una a una, o bien deportadas y esclavizadas por las legiones romanas. Los reyes que tenían autoridad sobre los jefes de los francos nunca instalaron sus palacios hacia el sur de Europa. Les gustaban demasiado los animales salvajes, los bosques oscuros, el canto perturbador y fuerte y torrencial de la lluvia, la belleza deslumbrante de la nieve que cae en silencio durante meses sobre las llanuras y que persiste allí, las orejas de las ciervas que se aguzan y las cornamentas inverosímiles que se exaltan y se superponen en la cabeza de terciopelo de los ciervos. Los bosques de robles que preferían los guerreros dominaban los campos de escanda, de trigo, de centeno y los ríos llenos de lucios, de truchas azules, de cangrejos, de anguilas. Los osos, los jabalíes, los lobos, las aves rapaces, con todos ellos formaban sus signos de piedra y adornaban sus insignias de bronce. Todos eran cazadores aun antes de ser guerreros, que no son más que cazadores de hombres. Entran en el bosque oscuro. El rey Carlos es precedido por los cuatro monteros. El maestro de armas, el maestro halconero, el maestro perro, el maestro de los caballos.
Carlomagno amaba dos cosas más que nada.
Los bosques.
A su hija Berta.
Eginardo compuso en latín el retrato de la princesa Berehta: Se parecía, como se parecen dos gotas de agua, a su padre Karel. Los mismos cabellos, la misma voz muy aguda, la misma boca, el mismo abotargamiento del cuello, los mismos ojos, muy grandes, redondos, vivaces, el rostro siempre franco, alegre (facie laeta, hilari), el mismo vientre protuberante (venterprojector). Berta era Carlos si hubiese sido mujer. Cuando Berta tuvo a sus gemelos a los cuales el duque de la Francia marítima los puso los nombres a su vez gemelos de Nithard y de Hartnid, Karel der Grosse se negó a que Berehta se casara con Angilberto. La rivalidad entre sus hijos alcanzaba para sus penas sin que le añadiera la codicia de los yernos a las rapacidades de las nueras. En Aix-la-Chapelle (Aachen) el rey de los francos vivía rodeado de sus esposas, de sus concubinas, de todas sus hijas. No era exactamente un harén, pero tampoco era una corte, Eginardo escribe que era un contubernium: una manada de mujeres como quien dice una manada de jabalíes. "



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