El enano, historia de una enemistad (fragmento)Fernando Ampuero
El enano, historia de una enemistad (fragmento)

"Pero lo que más bien parecía insípida era la vida del pobre Hache iniciando su autoexilio español tres meses más tarde. El enano, como ya lo anticipé, tenía su corazoncito atravesado. Había empezado a soñar, a fantasear con asumir el reto de hacer literatura, escribir una novela que le tapara la boca a todo el mundo, y, al parecer, su idea era ingresar al staff de redactores del diario que más lo encandilaba, El País, en el cual se proponía hacer méritos hasta capturar alguna jefatura y de ahí ya se vería: establecer ciertos contactos, quizá volver a la tele pero esta vez saltando a las pantallas de la península ibérica, a fin de contaminar con su bilis la costa brava, que se pondría más brava con él, o bien de impresionar a los por entonces eufóricos españoles del destape mostrándose como el tío más impúdico y, si el mercado masoquista lo consentía, incluso como el más rencoroso látigo del periodismo de la tele que se haya visto allende los mares.
Pero su sueño se deshizo como una burbuja. Y al cabo, taciturno, se resignó a un pasar de corto presupuesto, aceptando el único trabajo que pudo conseguir, colaborador del ABC, quizá el diario más conservador del planeta y, desde luego, muy lejos de la fama de la que gozaba entre nosotros, la que también se extravió en el aire no bien cruzó la frontera.
Por tres azarosos años, Hache caminaría imperceptible para su prójimo por entre el gentío de las calles de Madrid, sería uno más de los que admiraban deslumbrados los avisos luminosos de la Gran Vía, sería tal vez el primero de la cola en las ventas de saldos de El Corte Inglés, sería quizá el feliz consumista —algo bueno tenía que pasarle, Dios santo— en las amplias, ventiladas y bien surtidas librerías de una ciudad con tantas personas que disfrutan del placer de la lectura.
A un amigo común, que estaba de paseo por España, se le ocurrió un día caerle de sorpresa y fue a buscarlo al ABC. "



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